| | Editorial Canal 7, a un costo doble
| Cuando en Rosario se produjo la reciente rotura de un retransmisor de Canal 7, quedando en consecuencia interrumpida la difusión por aire de su señal en la ciudad, volvió a tomar estado público el injusto e irritante menoscabo que padece el interior del país respecto de la Capital Federal. Un menoscabo denunciado en reiteradas oportunidades por este diario. Sin dudas que el tema no es nuevo ni exclusivo, ya que abarca a la totalidad de los servicios que, financiados por todo el país, presta el gobierno nacional con muchísima mayor incidencia y eficacia en Buenos Aires, ciudad que sólo cuenta con 3,5 millones de habitantes, frente a una población total del país de 35 millones. Se trata de una circunstancia que lleva a que una parte sustancial de los beneficios de que gozan los porteños se financien con los impuestos del interior. Siendo de por sí esta situación lamentable, lo es todavía más si -como sucede con el canal oficial, que por naturaleza y propia definición es de alcance nacional- para que la señal llegue al interior son las administraciones provinciales o municipales, u otras de distinta índole, las que deben afrontar todos los gastos que exija el servicio. Es un costo que, por ejemplo, incluye desembolsos para equipos, mantenimiento, gastos, pago del personal, etcétera. En el caso de Rosario esto es así desde 1991, cuando la provincia gestionó, y obtuvo, la restitución del servicio, luego de una interrupción de más de diez años. Canal 7 genera la señal en Buenos Aires, que cubre a toda la Capital Federal y gran parte del Gran Buenos Aires, sin que a esos distritos les cueste algún dinero extra. Asimismo, a través del telepuerto la manda al satélite, que "alumbra" a todo el país. Pero la bajada de esa señal en el interior incumbe a las repetidoras, de las cuales la televisora oficial se hace responsable de sólo ocho. Las restantes 470 están a cargo de otros niveles de gestión. En síntesis: tal como sucede con todos los servicios que presta la Nación, el interior subvenciona a la Capital Federal y, para este caso, también a sectores del conurbano. Pero ello se agrava porque encima, para gozar del servicio, ese mismo interior que realiza un aporte sustancial a los porteños y a algunos de sus vecinos debe hacer un pago extra. Esto indica que aquí Canal 7 llega a un costo doble. Como puede observarse, la ciudad -y con ella casi todo el interior del país- padece una situación injusta que debería ser reparada. El tema no es simple, porque si la emisora oficial se hiciera cargo de los gastos de las 470 repetidoras, su presupuesto estallaría. Empero, ¿por qué no estudiar la constitución de un fondo que, con la participación de todos -Capital Federal y conurbano incluidos- financie por prorrateo la bajada de la señal a todo el país? La idea no parece descabellada.
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