Año CXXXIV
 Nº 49.095
Rosario,
domingo  22 de
abril de 2001
Min 8º
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Primera B: Argentino sigue acumulando derrotas y adelgaza su promedio
Los salaítos perdieron 4 a 0 frente a Tristán Suárez y comprometen su situación

Mauricio Tallone

No hay caso, ni siquiera en estos tiempos de ajuste y Cavallodependencia existe un resquicio para que Argentino se dé un gustito en vida. No lo hace cuando sale de paseo lejos del Olaeta y no lo hizo ayer cuando tuvo de invitado a un equipo como Tristán Suárez que si bien acostumbra a gastar lo justo, de vez en cuando se anima a meter la mano en el bolsillo para sostener sus finanzas.
Como quien sabe de antemano los límites de sus disponibilidades, para los visitantes el primer tiempo fue la síntesis de la efectividad. Generaron dos avances y anotaron idéntica proporción. Primero Méndez -en el partido de ida en Ezeiza convirtió cuatro goles en el seis a cero final- capitalizó una escapada de Peralta y abrió el marcador. Y después el mismo verdugo de los salaítos estiró la cuenta tras canjear un infantil penal de Pedernera.
Si a este Argentino's Boys le cuesta horrores asumir un papel protagónico cuando arranca los partidos, con dos goles abajo directamente se quedó huérfano de reacción. Tan cierta fue la cosa que la máxima expresión de riesgo que produjeron los salaítos durante el partido fue un remate de Ariagno tras una buena habilitación de Ojeda.
En el complemento, las dos posturas se acentuaron pero los locales agudizaron su alto grado de ineptitud para revertir el panorama. Ni siquiera la variante de Cortalezzi por Ariagno y el ingreso de Jaime por Pusineri cambiaron las imágenes del partido. Por entonces, Argentino ya no tenía ningún disimulo en su vocación de esperar el pitazo final de Azpiolea.
Se notaba que el gran déficit de los rosarinos estaba en la generación del juego. A pesar de que Ojeda hacía buenas migas con la pelota, la insinuación colectiva siempre se desvanecía hasta el límite de la impericia.
Los otros dos golpes bajos a la ilusión salaíta llegaron de un salto. Precisamente el delantero de apellido homónimo aprovechó las desinteligencias que se sucedieron a lo largo de toda la tarde en el fondo local -ya había sido expulsado Diego Corman- y elevó el marcador con chapa de goleada.
Otro partido del equipo rosarino y un nuevo motivo para acumular preocupaciones y adelgazar el promedio pensando en el próximo año. Y así, el viejo proverbio siempre se las ingenia para mostrar su razón: quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación. Y ayer hubo miradas demasiado elocuentes en el vestuario salaíto para no saber explicar un partido con final anunciado.


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