Año CXXXIV
 Nº 49.095
Rosario,
domingo  22 de
abril de 2001
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Opinión
Las luces rojas de la cesación de pagos

Isidoro Gilbert

Domingo Cavallo es un huracán y no es una novedad. Pero ahora no solamente lidia en la Argentina sino que sus encendidas palabras se escuchan en Brasil y en los centros financieros internacionales, y han provocado disturbios coincidentes con una puja especulativa para sacar dividendos en una situación de debilidad y fuertes presiones externas cuyos efectos se palpan en el incremento del riesgo país. Esos factores alejan el objetivo de lograr la caída de las tasas como posibilidad de reiniciar el crecimiento tras la peor crisis económica de su historia: en el ultimo trienio el PBI cayó un 7,8%.
A la crisis le brotan consejos que en general reiteran las recetas clásicas. Rudiger Dornsbuch pide reducir todos los sueldos y jubilaciones en un 30% y aguardar una década para ser creíbles. En 1991 este economista formado como Cavallo en el mítico Massachussets Institute of Technology (MTI) opinaba que la Argentina requería de una década "para lograr la estabilización sólida y el crecimiento del PBI". Es decir, hoy. En Wall Street siguen esperando la ortodoxia: cortar los gastos, sanear el déficit, reformar el Estado, sino no se crecerá porque es más redituable un bono que poner una empresa.
Cavallo quiere poner cabeza para abajo su viejo recetario pero tarde o temprano irá al ajuste para poner las cuentas fiscales en caja. No los defraudará en eso. La propuesta de incorporar al euro como partenaire del dólar para respaldar al peso -la ampliación de la convertibilidad- constituye un profundo cambio cultural que debe valorarse. Es que pone en duda la infalibilidad del dólar como moneda de cambio, reconoce la realidad de otras y comienza -aunque lo niegue- a desmontar el lecho de Procusto del uno por uno respecto a la divisa norteamericana, que no permite ningún margen de maniobra de política financiera.
La crisis económica de los EEUU es lo que le da argumentos para pensar en la depreciación de su moneda. Siempre que la recesión no sea tan aguda en Europa, la moneda comunitaria debería apreciarse. Con el mix, no habrá flotación pero si una banda más amplia, que podrá favorecer las exportaciones, una debilidad de la economía criolla.

El euro no es pro Europa
Ser el avanzado del euro para América Latina (en rigor, Cuba ya usa la divisa europea en sus transacciones), le da al Mercado Común un socio influyente: la idea del ministro es hacer de Europa su principal socio financiero, pero no se trata de un giro anti norteamericano. Paralelamente, Cavallo pretende abrir una negociación bilateral con Washington para conseguir un acuerdo de libre comercio, que es lo que irrita a Brasil que supone que ese camino constituye el acta de defunción del Mercosur. El ministro no sólo roza con el gran vecino: también en el Palacio San Martín lo miran con gestos fruncidos. Creen que sueña con una lluvia de inversiones norteamericanas si se consigue ese acuerdo bilateral. No es que en Cancillería, o al presidente, desagrade la idea, pero por ahora, y hasta el 2005, quieren mantener la primacía de que toda negociación con el Norte o Europa se haga desde el Mercosur.
Con la moneda europea como parte del peso, Cavallo piensa que el Banco Central podrá tener una herramienta adicional para que la tasa de interés interna caiga, una necesidad insoslayable para que el crédito comience a fluir. El euro no es objeto de las diferencias con Brasil. Sí lo son los consejos del ministro para que el vecino adopte el sistema de convertibilidad: es lo que ponen en duda quien dirige la política externa del país. Suave, Fernando Henrique Cardoso se lo dijo en Québec a De la Rúa, y aunque es comprensivo sobre lo que sucede en el poder en la Argentina, lo ocurrido dejará secuelas.
Todos los días el ministro imagina soluciones novedosas, pero un plan, como el poncho, no aparece. Para él, el proceso hacia la formación de la zona de libre comercio, tanto sudamericana como americana, no está perturbado por los aranceles y todo el listado de protección de los EEUU o Europa, sino porque en la Argentina y Brasil el costo del capital es cuatro o cinco veces más caro que en los países de alto desarrollo. Y por lo tanto hay que ir a la búsqueda de hacerlo caer que es lo que pretende con la ley de competitividad. "Teóricamente, brillante, pero ¿cómo se logra?", comenta un diplomático del Brasil.
En rigor, a Cavallo no lo entiende a fondo ni el propio De la Rúa. En las Pascuas, reunidos en la quinta privada del presidente, Cavallo debió aceptar que De la Rúa corrigiera personalmente los fundamentos del proyecto de ley de ampliación de la convertibilidad porque no eran entendibles. Así se lo había hecho saber telefónicamente el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, que descansaba en Calafate, agotado por el ritmo del ministro de Economía.

La reprogramación, un negocio
Fácil de entender o no, el proyecto se orienta a poner freno a la dolarización y busca mejorar el cambio real, aunque se proclame que el uno por uno no será afectado. También toca intereses, no solamente los de los ideólogos del monetarismo ortodoxo -donde cosecha respaldos el titular del Banco Central Pedro Pou o en el grupo Fiel, donde el fugaz ministro de Economía Ricardo López Murphy augura pocos meses de vida en su cargo a su sucesor-.
De todos modos, lo que Cavallo no consigue es exhibir un plan de recuperación. Mantiene un alto índice de expectativa incluso porque se instaló la idea de que si fracasa llega el caos. No lo dicen personas comunes, sino académicos del Norte que prevén la cesación de pagos para los próximos meses.
"No tiene planes", dicen en Wall Street, donde hasta hace poco era considerado ídolo. ¿Entró en desgracia "el mago de Oz", o está pisando en terreno vedado? ¿Es el default una derivación de la incapacidad argentina de generar recursos propios para pagar la deuda externa o una maniobra de los tenedores de bonos, muchos de ellos argentinos? Cavallo se pone furioso al escuchar que la Argentina debe reprogramar su deuda: se puede tratar de un negocio especulativo. En Ecuador hubo una corrida que llevó a la dolarización y a un nuevo plan Brady (reprogramación de la deuda). Se habían tomado bonos a paridad baja y el plan les puso a los papeles un piso más alto: los beneficios fueron fabulosos. El economista norteamericano Robert Samuelson advirtió que "la Argentina importa por la posibilidad (ante un eventual default) de una reacción en cadena". Es decir, que derraparía no solamente por el vecindario, sino por la aldea global. En Wall Street piensan que las posibilidades son del 50% y que ocurrirá al fin del tercer trimestre.
¿Piensan Cavallo y el presidente en un nuevo auxilio externo para cuando el blindaje y los recursos logrados en el mercado interno se desvanezcan si no se generan recursos propios? "No vine a pedir dinero", le dijo De la Rúa a George W. Bush. Pero quien sabe: el rumor está. La visita para la postal no fue un logro de la diplomacia argentina sino una necesidad del presidente norteamericano de llegar a Québec con adhesiones a su proyecto.
Fue la séptima reunión de la ronda, pero la estrella fue el presidente del Brasil. Es probable que Cavallo se crea Domingo Faustino Sarmiento, a quién sus enemigos llamaban "el loco", pero la realidad es que su carácter ya está haciendo estragos dentro del mismo gabinete. Y con altos funcionarios extranjeros. Le gritó al canciller uruguayo Odier Oberti, y en la cancillería hubo que auxiliar con agua y aire al ministro sorprendido por el dedo acusador sobre su rostro. "En el gabinete, es quien más habla; opina sobre todo", cuenta uno de los habituales a esos encuentros que, en realidad, estufa al ministro. "Es un mono con una navaja", comienzan a decir incluso los que en el gobierno imploran porque no le vaya mal.
Cavallo no descuida sus espaldas políticas, aunque ahora diga nada sobre sus intenciones electorales. Uno de sus hombres clave se entrevistó con un dirigente del Frente Grande bonaerense, un viejo amigo, y le envió un mensaje a Chacho Alvarez: "Mingo quiere reunirse con vos y con Alfonsín; necesita mayor respaldo político. No alcanza el del presidente". Chacho está afectado por un nuevo ataque de asma, que se le repiten en momentos de crisis o en vísperas de alguna decisión de fuste. No parece probable que por ahora quiera ir más allá del respaldo parlamentario que el Frepaso otorga al ministro, porque su frente interno lo condiciona. Incluso las posibilidades de tener que designar nuevos funcionarios que De la Rúa (y Cavallo) reclaman, tiene la dificultad de tener que sacrificar legisladores, lo que junto a la sangría por los disensos, lija demasiado al bloque que hoy no llega a 20 diputados.
Alfonsín ha rechazado la idea de que una mujer del cavallismo lo acompañe como candidata a senadora en octubre pero dice más: con el ministro lo dicho bien dicho está, y no ve necesario ratificarle respaldo a su presencia en el gabinete, que sueñan sea transitoria, que no le sirva a Cavallo de base para su propio proyecto político. Pero para esto, primero debe exhibir que la plaga del default y del estancamiento no caiga sobre el país.

Desvelo
No sólo de preocupaciones económicas vive el gobierno. La posibilidad teórica de que Carlos Menem sea procesado por el caso de las armas desvela al presidente. Su hermano Jorge, el ministro de Justicia, no exhibe ningún gesto de preocupación. De perfil bajo, no acepta la insinuación menemista para que "presione" al juez Jorge Urso. "Se le caería la cara de vergüenza", afirma una voz cercana al ministro. En su cartera se estudia a quien designar como relevo del procurador General de la Nación, Nicolás Becerra, que en un mes deja el cargo. Es lo que ya comunicó. "Tiene una situación insostenible por el caso del pasaporte que le fue otorgado a Monzer Al Kassar", cuentan.
Carlos Corach viajó con el presidente al Norte y generó suspicacias. Los dos son viejos amigos y pueden hablar del caso Emir Yoma sin sonrojarse. El senador sabe que el ministro de Justicia no hará nada, pero otros operadores tampoco han logrado hasta ahora penetrar en el corazón del juzgado que lleva el caso de las armas. Corach y Eduardo Bauzá, los dos hombres de reflexión dentro del menemismo, libran otra batalla: conseguir que el ex presidente se presente espontáneamente al juez Urso y describa la operación de armas a Croacia como una decisión política. Aunque no niegan los sobornos ni el dinero que no ingresó a las arcas del Estado o la operación con Ecuador, suponen que con semejante declaración todos los interesados en liberar a Menem del escarnio de ir a un proceso encontrarán el campo mejor arado. Sea como fuere, no pocos justicialistas sienten un alivio con el ocaso del menemismo y sus compromisos con la dolarización.
Pero ¿quién le pone frenos a Cavallo? Con cierta ingenuidad, dos ministros oficiarán de consejeros permanentes del presidente para aconsejarlo a que diga que no. Como que Cavallo quiera utilizar reservas afectadas a la convertibilidad para no tener que recurrir a colocar Letes a tasas usurarias en tiempos de riesgo país elevado. Algunos analistas creen que la liquidez financia la fuga de capitales que ya alcanzó a 4 mil millones.
El ministro necesita de respaldo político para frenar la embestida de los aferrados a la dolarización como Menem, que mandó comprar la divisa para liderar la desestabilización de Cavallo y desviar la atención por el tema armas. El ministro no quiere que sea tomado como el mal menor. Tarea titánica para un país que tiene millones de agraviados. Su fuerte, nadie tiene una alternativa viable, aunque la suya todavía es un enigma. Algo dirá las próximas horas.



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