Después de la resolución de la jueza Susana de Pigliacampo y de la apelación presentada por la fiscal María Eugenia Iribarren, se mantiene en pie un enigma crucial para establecer lo que ocurrió el 15 de noviembre en el incendio de la comisaría 25ª, donde murieron trece presos: la hora en que comenzaron los hechos.
Ese dato tiene una importancia fundamental porque se sabe que el primer llamado a los Bomberos se registró a las 16.49 y en consecuencia puede revelar en qué sentido actuaron los policías de la seccional al enfrentarse con el incendio.
Otro arco de dudas se abre además en torno a la situación del único procesado, Jorge Luis García, que fue acusado por un ex detenido en un episodio que tuvo las características de un reconocimiento inducido: le mostraron la foto de García -a quien no conocía- en la seccional.
El fuego
Según está determinado, los hechos se iniciaron cuando el ex preso Miguel Angel Mendoza se hallaba de visita en el penal de buena conducta de la seccional 25ª, donde hacía curaciones a un detenido, Desiderio González. En ese momento se presentó un grupo de cuatro o cinco presos que trataba de fugar de la comisaría; Mendoza fue herido con una chuza y puso sobre aviso al personal de la comisaría.
En ese momento se encontraban en la seccional el oficial Sergio Blanche y los agentes Rubén Darío Martínez, Raúl Javier Moyano y Ada Meneses. Sin posibilidad de fuga, los presos retornaron a sus celdas y apilaron colchones. Momentos después se inició el incendio y llegaron a la seccional refuerzos del Comando Radioeléctrico de Villa Gobernador Gálvez y de la Guardia de Infantería.
Mientras Blanche, Martínez y (según los presos) los comisarios Miguel Forte y Hugo Correa instaban a los presos a salir de las celdas, en el techo de la comisaría el agente Moyano, un policía de Inspección IV que, al parecer, hasta ahora no fue identificado, el detenido Horacio Gómez y el sargento de Gendarmería Víctor García, que lo visitaba, combatían el fuego con extinguidores y el agua de un tanque vecino.
La jueza interviniente consideró que el incendio ocurrió "aproximadamente a las 16.40" y que "el accionar policial no aparece como un obrar ligero, precipitado u omisivo, sino justificado por una evidente situación de peligro generalizado". En definitiva "en modo alguno existió retraso" para llamar a los Bomberos.
Sin embargo, de acuerdo a lo que la misma jueza reseña, sólo dos testimonios apuntan ese horario y lo hacen en forma dubitativa. El sargento García dijo que el episodio comenzó a las 16.40 o 16.45, "aunque no puedo precisar (la hora)". Este cálculo fue desmentido por Horacio Gómez, quien declaró que los hechos comenzaron a las 16 y después de recibir la visita de García. La agente Meneses no registró en el libro de guardia el ingreso de García.
El otro testimonio fue el de Pablo Petri, preso de muy buen concepto que declaró en la última etapa de la investigación y dijo que los hechos ocurrieron "entre las cuatro y media de la tarde o cinco menos cuarto", aunque aclaró que "no puedo precisar bien la hora".
Por otra parte, el horario de inicio de las 16.40 no se corresponde con las versiones que dieron los propios policías de la comisaría 25ª y dos testigos principales de los hechos. Es significativo además que los agentes tuvieron la percepción común de que los bomberos "tardaron" en llegar (es decir, que fueron llamados con retraso) y no, como haría suponer la resolución judicial, que apenas pasaron nueve minutos entre la declaración del fuego y el pedido de auxilio a quienes estaban preparados para combatirlo.
Miguel Angel Mendoza dijo que llegó a la seccional a las 15.30, lo que fue confirmado por Desiderio González y la agente Meneses, y que "luego de unos treinta minutos", es decir a las 16, un grupo de presos ingresó al penal donde se hallaba González y uno de sus integrantes lo atacó. "Pasaron unos segundos", dijo, entre que pidió auxilio y se presentó el oficial Blanche.
Blanche llevó entonces a Mendoza y González hacia la guardia de la comisaría; en ese momento, según Martínez, "el detenido García empieza a apilar colchones en la puerta del penal que comunica con el patio y Alvarez contra la ventana del penal"; según Blanche, ya había comenzado el incendio.
En definitiva, los policías de la seccional 25ª y los dos testigos (González y Mendoza) coinciden en que los hechos se iniciaron pocos minutos después de las 16, es decir por lo menos 40 minutos antes que se llamara por primera vez a los bomberos y una hora antes de que llegara a la seccional la primera dotación de bomberos.
El valor de un minuto
El tiempo que medió entre ambos episodios fue decisivo. Elsa Libreri, de los Bomberos Voluntarios de Gálvez, advirtió que "el fuego es algo muy rápido, en minutos puede producirse un desastre. Llegando a tiempo se puede evitar todo. Una vez que el fuego se propaga y se va no se lo puede controlar. Un minuto en estas circunstancias es mucho".
Libreri hizo hincapié en ese sentido: "Ni bien se inició el fuego -dijo- ellos (la comisaría 25ª) tendrían que haber llamado a los bomberos. Por razones de distancia podíamos haber llegado muy rápido". Los Voluntarios de Gálvez recibieron el llamado de la comisaría 26ª a las 16.55 y se presentaron en la 25ª a las 17.03.
Martínez dijo que los bomberos "habrán tardado una hora aproximadamente"; para Blanche se "demoraron" entre 25 y 40 minutos; para Meneses, entre "una media hora o un poco más". Está acreditado que los bomberos llegaron con rapidez, una vez que fueron llamados. La brecha de tiempo que señalan los empleados policiales sólo tiene sentido si se piensa que los hechos, como ellos mismos dicen, comenzaron minutos después de las 16.