Desde que comenzó el año se produjeron nueve fugas de los penales de las comisarías rosarinas. La primera evasión ocurrió el 16 de enero en la alcaidía de la ex Jefatura, donde dos presos burlaron la guardia y alcanzaron rápidamente la calle, aunque fueron recapturados a pocas cuadras de allí. Cuatro días después se escaparon 12 detenidos en tres sucesos distintos: ocho se fueron de la seccional 3ª, tres de la alcaidía y otro más de los Tribunales, adonde había sido trasladado para declarar ante un juez. El 28 de enero, un recluso limó los barrotes de la celda en la que estaba alojado en la seccional 8ª y se fugó de allí. Los escapes continuaron el 6 de febrero: cuatro menores recluidos en el Instituto de Recuperación de Adolescentes, de Saavedra y Cullen, también se escaparon, y el 13 de febrero cuando siete presos se escaparon del penal de la comisaría 19ª después de forzar los candados de uno de los calabozos y desaparecer a través de los techos de viviendas vecinas. En tanto, el 22 de febrero, de la comisaría 18ª se evadieron dos menores que estaban esposados. La última que antecede a la de ayer en la seccional 17ª se registró el 28 de febrero: nueve presos se esfumaron de la comisaría 14ª luego de limar unos barrotes y disimular las limaduras con materia fecal. Este episodio provocó la reacción del ministro de Gobierno de la provincia, Angel Baltuzzi. "Estoy harto de las fugas que ocurren en las comisarías. No me puedo adelantar al resultado de la investigación que se va a realizar. Pero sí que al menor asomo de negligencia quedará afectada la carrera policial de los responsables", había dicho el funcionario.
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