Año CXXXIV
 Nº 49.093
Rosario,
viernes  20 de
abril de 2001
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Conmoción en Donado y Córdoba por una nueva evasión de reclusos
En pleno horario de visita, huyeron ocho detenidos de la comisaría 17ª
Rompieron la pared y salieron a una plaza contigua a un jardín de infantes. Los nenes los vieron salir

La endeblez policial para controlar el cíclico problema de las fugas ayer se puso de relieve una vez más. Fue en la comisaría 17ª, ubicada en la zona oeste de la ciudad, de donde se escaparon ocho presos a plena luz del día y durante el horario de visitas. Con el pasar de las horas, tres de los evadidos fueron recapturados, en tanto al cierre de esta edición se llevaban adelante varios procedimientos a fin de hallar a los otros fugados.
La evasión causó un caos en el corazón del barrio Antártida Argentina ya que los reclusos, tras realizar un boquete en la pared del patio del penal, salieron hacia una plaza contigua a un jardín de infantes. En ese momento, numerosos chicos paralizaron sus juegos en el patio del jardín ante las corridas y los gritos de los presos que huían. La acción fue observada también por un pintor que suspendió sus tareas en una casa vecina para avisar a la guardia de la seccional lo que estaba sucediendo.
"Estábamos visitando a nuestros familiares cuando de repente ingresaron los guardias con las armas en las manos y nos sacaron a los empujones tirando al suelo y pisoteando toda la comida que les habíamos llevado a los presos", comentó una indignada mujer que esperaba en la puerta de la comisaría que le dijeran como estaba su hijo, detenido desde hace tres meses.
Habían pasado unos 15 minutos de las 16 cuando la guardia del penal recibió el aviso. Por la plaza que se levanta detrás de la comisaría se habían evadido entre 8 y 10 presos. Enseguida se suspendió la visita y se llamaron refuerzos del Cuerpo Guardia de Infantería. Cuando la tropa llegó al lugar, los familiares de los presos agolpados en la puerta de la seccional de Donado y Eva Perón se intranquilizaron. "Cada vez que estos tipos entran al penal golpean a los chicos (presos) hasta matarlos. Seguro que ahora los encontramos todos lastimados", dijo la esposa de uno de los reclusos.
Al momento de producirse la fuga, dentro de la comisaría había 19 detenidos y unos 30 familiares en un lugar que el inspector de la Zona 2ª, comisario inspector Luis Pogliese, reconoció que tiene capacidad para "unos 6 o 7 presos". El mismo oficial, que en un primer momento sólo dijo que "se había producido una anormalidad en la seccional", sostuvo que ningún detenido había sido golpeado. Sin embargo, los familiares dijeron que "desde la sala de guardia vimos por el televisor del circuito interno cómo les pegaban a los presos".
Asimismo, el jefe policial desmintió la versión de los familiares de que hubiera habido disparos de armas de fuego dentro del penal. Las madres y esposas de los presos dijeron que los policías hicieron al menos "tres disparos al aire para sacarnos del penal", mientras que Pogliese sostuvo que "no hubo uso de armas de fuego".
El mismo inspector de zona manifestó que "en el patio del penal se encontró un pedazo de hierro, de los comúnmente llamados chuzas, con el cual los detenidos hicieron el boquete por el que escaparon". El agujero, de 90 centímetros de alto por unos 30 de ancho, fue hecho en la pared del fondo del patio de la comisaría de donde los reclusos desmontaron seis ladrillos a partir de la línea del piso. Desde allí salieron a una plaza que da a calle Navarro al 7600 y a la carrera se dispersaron en distintas direcciones.
Unas dos horas después de la evasión, el mismo Pogliese fue el encargado de identificar a los fugados, todos ellos mayores de edad. Ellos son Mario Alberto Jáuregui (robo calificado), Gustavo Sergio Maciel (robo calificado), Maximiliano Rafael Noriega (tentativa de robo calificado), Claudio Selayes (robo calificado), Antonio Oscar Baez (robo calificado), Julián Manuel López (robo calificado), Ramón Antonio Aguilar (robo calificado) y Gustavo Daniel Bordón (tentativa de homicidio). Los tres últimos fueron recapturados horas más tarde en inmediaciones de la misma comisaría y familiares de Bordón dijeron que lo vieron entrar "con la cabeza toda ensangrentada por los golpes que le dieron".

"Esto no va más"
"Pasó lo que tenía pasar en una comisaría de barrio que con el tiempo fue transformada en cárcel" sostuvo Domingo Ricardi, presidente de la vecinal Antártida Argentina, cuyos fondos lindan con la comisaría 17ª y en la cual funciona el jardín de infantes Bichitos de Luz.
"Imaginate si los tipos estos, para esconderse de los policías que los seguían con las armas en las manos se meten adentro del jardín que en ese momento estaba lleno de chicos. ¿Qué hubiese pasado?", se preguntó el vecinalista para agregar que va a "mover cielo y tierra para que saquen a los presos de la comisaría porque esto así no va más".
"Cuando estaba de ministro (Roberto) Rosúa, hace unos tres o cuatro años, aquí se habían clausurado las celdas y todas las rejas fueron donadas a la vecinal. Entonces pensamos que los problemas con los presos no iban a suceder más y hoy nos sorprendemos con ésto", recordó Ricardi, muy indignado por lo que estaba viviendo el barrio donde tiene su casa el ex gobernador Jorge Obeid.
El vecinalista aseguró que "ningún vecino quiere presos cerca de sus viviendas" y criticó el accionar policial al decir que "hace 15 días nos robaron una computadora de la vecinal que está a media cuadra de la comisaría.Pero claro si a los policías los ponen a cuidar presos y encima se les escapan, que pueden esperar los vecinos más que estar desamparados".



El hueco por donde se escaparon 8 detenidos.
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