Año CXXXIV
 Nº 49.091
Rosario,
miércoles  18 de
abril de 2001
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Son pocos los maestros que logran capacitarse en el exterior
Docentes rosarinos participaron de un intercambio cultural con escuelas italianas
Viajaron a Torino y son de las escuelas Nuestra Señora de la Guardia y Giuseppe Garibaldi

Marcela Isaías

Un intercambio cultural llevó a cuatro docentes rosarinos a compartir clases y vivencias educativas en diferentes colegios de Torino, Italia. El encuentro se desarrolló, en febrero de este año, en el marco del programa "Mi ciudad y el mundo", encarado por la Delegación América latina de Ciudades Educadores, con sede en la Municipalidad de Rosario. Los docentes que viajaron pertenecen a las escuelas Nuestra Señora de la Guardia y Giuseppe Garibaldi, y son Graciela Marín y Mónica Altamirano, y Sandra Salguero y Daniel Barbaccia, respectivamente. Por otra parte, se afirma que este tipo de intercambio no es frecuente para la Argentina; el factor económico, la falta de costumbre en buscar información adecuada y no saber idioma extranjero son los mayores obstáculos para los maestros.
El año anterior un grupo de maestras italianas recorrió varias escuelas rosarinas, compartiendo clases y vivencias culturales. Justamente, el trabajo de las escuelas de la Guardia y Garibaldi las sorprendió y por eso fueron las primeras en ser invitadas para concretar este año el viaje a Italia. Elsie Laurino, quien coordinó el programa "Mi ciudad y el mundo", recordó que Rosario y Torino son ciudades hermanadas, lo cual permitió este acercamiento. "Se intentan crear -dijo Laurino- vínculos de cooperación y solidaridad entre las distintas culturas, por eso la tarea de Ciudades Educadoras es posibilitar el acercamiento necesario entre las escuelas de distintos países".
La escuela Nuestra Señora de la Guardia, ubicada en Uriburu y España, llevó dos proyectos para compartir con sus pares italianos. Uno de ellos se vincula a la educación por la paz, en tanto que el otro trata de crear lazos de amistad entre las ciudades. Por su parte, los proyectos de la escuela Giuseppe Garibaldi tuvieron que ver con el aprendizaje de la lengua italiana, además de conocer cómo se integran las enseñanzas de áreas específicas como las de educación física.
Mónica Altamirano y Graciela Marín son maestras del nivel inicial de la escuela de la Guardia. A ellas les tocó compartir aprendizajes con las escuelas para la infancia Montecristallo, Brissogne y Tesoriera. Para las maestras el intercambio significó una extensión de los encuentros ya iniciados a través de las correspondencias y mensajes por correo electrónico. "Lo vivido fue una especie de sueño hecho realidad, porque por lo general lo que uno aprende en los profesorados se asemeja mucho a la realidad italiana: pocos chicos en un aula, maestros y especialistas atendiendo a sus necesidades, cuando aquí una sola maestra se las tiene que arreglar con 33 alumnos", comentaron.
Según las maestras que viajaron, poder comparar con otra realidad educativa sirvió para valorar más su profesión. "La capacidad que tenemos para abarcar todas las áreas es increíble", agregaron.
Los chicos de la Escuela Giuseppe Garibaldi, de Rouillón al 2500, estudian italiano en sus horas de clase, de allí que uno de los objetivos del viaje de los maestros se centró en el aspecto lingüístico cultural. "La mayoría de nuestros alumnos son de origen italiano, por eso para mí el contacto con los chicos de Torino significó un verdadero aggiornamiento", dijo Sandra Salguero, docente de esta lengua extranjera en la escuela Garibaldi.

La correspondencia inició el contacto
La docente de italiano y el profesor de educación física Daniel Barbaccia visitaron las escuelas elementales Ottino, Pellico y Fioccardo de Torino. La sorpresa la dieron las aulas italianas, acondicionadas para conocer sobre nuestro país. "Tenían mapas de la Argentina colgados en los salones. Los chicos, incluyendo los más pequeños, nos hacían preguntas de geografía e historia argentina, por eso nuestro viaje no consistió solamente en visitar la clase sino en estudiar con ellos y enseñarles sobre nuestra ciudad y país", recordaron los docentes.
Las clases en estas scuolas elementares de Torino difieren mucho de las rosarinas: la jornada comienza a las 8 y se extiende hasta las 17. "Por ejemplo, las horas de educación física, como otras de pintura o música se dan en laboratorios, trabajos en talleres que reemplazan a nuestras horas especiales", contó Daniel. Entre estas vivencias, también sorprendió la significativa inclusión de los chicos con discapacidades, con ayuda de docentes estimuladores, a las clases conocidas como comunes.
El intercambio con estas escuelas italianas, la Giuseppe Garibaldi lo había iniciado por medio de correspondencias, que incluyó un video con pantallazos de Rosario, la actividad del colegio, y hasta una obra de teatro de las mamás con origen italiano. "Eso impactó mucho en Torino y creó un ambiente de interés por aprender sobre nuestro país. Pero también sirvió para nuestros alumnos, que muchas veces nos piden que en lugar de estudiar italiano, se estudie inglés. Pero -dice Sandra- nosotros creemos que no solamente nos debe servir una lengua desde el punto de vista comunicativo (como el inglés), sino también como lugar para rescatar nuestra cultura, tal como lo hace el italiano".


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