Lunes otra vez, y encima con el boleto más caro. Malhumorados, los usuarios del transporte público no se mostraron muy a gusto con pagar una tarifa a 65 centavos. Pero más allá de los 5 centavos de aumento, la mayoría puso énfasis en el incordio que les representó manejarse con dos tarjetas. Y tanto los pasajeros como los choferes coincidieron en un punto: hubiese sido más sencillo sacar primero las tarjetas con el precio actualizado y después implementar la nueva tarifa. El enojo y desconcierto de la gente llevó a la Municipalidad a apurar los trámites: las nuevas tarjetas con la flamante tarifa de 0,65 peso entrarán en circulación el martes próximo.
Estudiantes, empleados, amas de casa, todos revolearon los ojos cuando se les preguntó qué opinaban sobre el nuevo precio del boleto. "Mire, ponga que son todos vivos, tanto los funcionarios de la Municipalidad como los transportistas. Hago seis o siete viajes por día, y por eso me duele el aumento", dijo Gustavo, un viajante de 66 años, quien ayer descargó todo su enojo en la esquina de Corrientes y Córdoba mientras esperaba el colectivo.
Fabricio, de 18 años, también estaba preocupado. "Las máquinas marcan cualquier cosa. Hoy tomé un 135, puse una tarjeta nueva y me marcó 55 centavos en vez de 65. Esto parece improvisado y descontrolado", remarcó el joven.
La postal más recurrente de ayer fue ver a los usuarios esperando el colectivo con dos tarjetitas en la mano. Una mujer subió en horas del mediodía a un 140 con una tarjeta de 1,20 y la máquina le hizo un ¡bip! Nerviosa, puso una segunda y hasta una tercera tarjeta. Pero la canceladora, implacable, le indicó "tarjeta agotada". La mujer no tuvo otra alternativa que apelar a la solidaridad del chofer: "Mire, no tengo los diez, ¿me deja viajar igual?". Ante el pedido, el hombre no tuvo otra que asentir y seguir su camino con la mujer a bordo.
"En realidad, hoy la empresa nos dio un poco de aire para no perjudicar al usuario", dijo el chofer Aldo Díaz, quien demostró su generosidad ante los ojos de La Capital. Con menos simpatía, volvió a hacer la vista gorda cuando una jovencita le pidió lo mismo tras el pedido de la señora: "Qué querés que te diga", le contestó.
El boleto sube, la gente baja
Sin embargo, muchos fueron los pasajeros que contaron que los hicieron bajar del colectivo por no tener el dinero justo. Al no estar en circulación las tarjetas de dos pasajes a 1,30 -se anunció que el Banco Municipal las distribuirá el martes próximo-, los usuarios desprevenidos se toparon con un incordio. Es que la máquina leía un importe actualizado, pero lo hacía sobre tarjetas desactualizadas.
"Lo ideal hubiese sido largar las tarjetas primero y después el aumento. Te aseguro que a los choferes y a la gente se le hubiese simplificado todo", dijo Carlos, al volante de un coche de la línea 134. Tras sus palabras, un ejemplo pintó la situación cuando la canceladora leyó diez centavos menos que el importe correspondido sobre la tarjeta nueva de un pasajero. "Hoy la máquina lee cualquier cosa", se quejó el chofer.
Para resolver problemas de este tipo, o aquéllos en los que el pasajero se quedó sin dinero, hubo choferes que viajaron con tarjetas suministradas por las empresas transportistas para salvar la situación. Incluso, hubo casos en que aceptaron que les pagaran en efectivo los cinco o diez centavos que faltaba para completar el valor del pasaje.
El malestar de los usuarios se pudo apreciar tanto abajo como arriba de los colectivos. No importó que dos personas fuesen totalmente desconocidas, el tema en común era el transporte público y eso era suficiente para que se pusieran a opinar al respecto.
El diálogo de Martín (42) y Bárbara (30) en un viaje de la 120, en pleno centro, habla por sí solo. "El boleto aumenta, pero ¿alguna vez aumentará la calidad del servicio?", preguntó Martín.
Bárbara desconfió: "No sé, de lo que estoy segura es de que pasan los aumentos pero los colectivos siempre son los mismos".