Año CXXXIV
 Nº 49.089
Rosario,
lunes  16 de
abril de 2001
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Tiro Federal: La barbarie ganó otra vez
Igualaba con Ñuñorco, hasta que una agresión a Heit motivó la suspensión

Rodolfo Parody

El concepto de que el fútbol es la representación de la guerra moderna pertenece al pensamiento apocalíptico y tremendista del polémico filósofo Juan José Sebrelli. Sin embargo, algo parecido sucedió en la cancha de Ñuñorco, donde sus seguidores tomaron el pleito con Tiro Federal como una cosa de vida o muerte, y lo que debió ser un partido degeneró en la agresión al arquero visitante Gustavo Heit, víctima de un proyectil.
El uno del equipo rosarino permaneció durante veinte minutos en el suelo ante la pasividad del árbitro Víctor Gómez, que no se animaba a decidir qué hacer. Finalmente, el encuentro que estaba igualado uno a uno (Banduini para Tiro y Pedraza para los tucumanos), concluyó cuando los tirolenses se retiraron de motu proprio. Mientras tanto, el supuesto encargado de impartir justicia permaneció varios minutos en el círculo central hasta que decidió suspenderlo por abandono del conjunto de Ingaramo.
Los incidentes dejaron de lado la pobreza que se exhibió y que tuvo el corolario en el juez Víctor Gómez, carente de autoridad y que cobraría mayor preponderancia en los minutos finales. Más precisamente cuando Gustavo Heit acusó el impacto de una mandarina que partió de la hinchada tucumana y golpeó en la base de su cráneo.
La comedia dio inicio. En el suelo Heit no se reincorporaba y los rosarinos no estaban dispuestos a seguir. En tanto, los jugadores de Ñuñorco exigían el cambio del arquero por el suplente Jorge Andrada.
En ese clima de confusión, el hombre de negro no sabía qué hacer y dejó pasar largos veinte minutos aguardando la reincorporación del arquero que nunca llegó.
Ahí nomás vendría el segundo acto de la barbarie. Los mismos jugadores de Tiro retiraron a Heit en camilla para trasladarlo a una ambulancia pasando por la tribuna local y recibieron escupitajos, insultos y en algunos casos hasta golpes.
El epílogo mostró a Tiro Federal recluido en el vestuario y decidido a no salir a la cancha, y al árbitro Víctor Gómez esperando la reanudación. Hasta que luego de una espera interminable decidió darlo por concluido.
Pero todavía quedaba el broche de una tarde de horror. Durante más de dos horas, los rosarinos aguardaron irse de la cancha de Ñuñorco, cuyos hinchas se agolparon en la puerta del vestuario enardecidos por lo que consideraron una jugarreta que tenía como objetivo ganar los puntos en el comité de disciplina.
¡Ah!, también hubo algo de fútbol. Que pasó por lo pies de Mauricio García y de Banduini, pero poco importó. La violencia fue otra vez la verdadera protagonista.


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