Año CXXXIV
 Nº 49.088
Rosario,
domingo  15 de
abril de 2001
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Recursos humanos. La desocupación sube de categoría
La concentración expulsa a los niveles gerenciales del mercado
La competencia es feroz y es más baja la edad de las personas desvinculadas. Los sueldos también se recortan

Los fuertes cambios en el mundo laboral también afectan a los niveles gerenciales de las empresas que se enfrentan a constantes modificaciones de su entorno y se ven obligados a un diario aprendizaje y actualización. En este marco, el proceso de concentración económica, las fusiones de entidades financieras y el achicamiento de las estructuras administrativas de las industrias obraron como expulsores de mano de obra en los niveles gerenciales.
El panorama actual muestra que está bajando la edad de las personas desvinculadas de las empresas, el tiempo que demanda reinsertarse en el mercado es mayor, y de regreso a la actividad los sueldos suelen ser un 20% menores que en su anterior trabajo, además de que las remuneraciones pasan a ser variables según el resultado de su gestión. Otro fenómeno es la posibilidad de armar microemprendimientos dentro del área de experiencia para ofrecer servicios y actividades tercerizadas de las grandes empresas. Estos aspectos fueron analizados en un estudio realizado por la especialista en temas laborales y sociología de empresas Cristina Mejías.
El trabajo revela las tendencias mundiales en materia de expulsión de gerentes. Décadas atrás, la mayoría de las desvinculaciones se producían en los diversos rubros industriales como un fenómeno derivado del achicamiento de las estructuras administrativas y los cambios tecnológicos.
En los años 90, el sector de servicios experimentó una fuerte salida de personas fundamentalmente por la ola de fusiones en entidades bancarias y de seguros.
Ya en el año 2000, las estadísticas señalan una significativa universalidad en cuanto a los rubros de donde provienen los desplazados. Están produciéndose movimientos permanentes en todos los sectores y la mayoría obedece al proceso de concentración de la economía y las empresas. Es decir que ya no existen más sectores estables donde trabajar con la antigua noción de seguridad laboral.
Uno de los conceptos que se ha acuñado en los últimos diez años es el del analfabetismo funcional, que se refiere a la carencia de conocimientos operativos y profesionales, así como en los dos básicos idiomas complementarios del castellano: inglés e informática.
Las empresas consideran analfabetos funcionales a quienes no pueden manejar adecuadamente herramientas informáticas (utilitarios para PC), tener un aceptable dominio comunicacional en inglés y estar al día en lo técnico conceptual de su actividad.
En ese sentido, hay una clara conciencia de los ejecutivos en gestionar su propia capacitación fuera del marco que para ello contemplan las empresas. Sin embargo, el año pasado aparece el desajuste de perfil, es decir la inteligencia emocional y todo lo relacionado con la actitud como, principal factor de expulsión. Las organizaciones dicen: "Son personas que saben hacer pero que su estilo de laborar no corresponde al nuevo paradigma del siglo XXI".

Darwinismo gerencial
La edad de los ejecutivos o el género fueron factores clave para obtener mayores sueldos o ser despedidos o no, pero ahora prevalece el criterio de la utilidad que le reporta a una empresa tener una persona u otra.
Mientras que a principios de la década del 90 la mayoría eran mayores de 45 años, generalmente no profesionales y con alto índice de antigüedad en la empresa, ahora esto ha cambiado. Ya hacia 1995, la franja de edad bajó a un promedio de 40 años, y en 2000 las estadísticas indican que la salida de ejecutivos y gerentes ya no es una cuestión relacionada con la edad. El promedio de edad de los despedidos bajó y la mayoría se ubica en una franja que va de los 37 a los 40 años.
Esto significa que la edad ya no es el factor que más incide en el ámbito laboral sino el mayor o mejor índice de empleabilidad que cada uno posea.
En cuanto al género, hasta hace pocos años los varones eran los elegidos por antonomasia para ocupar puestos de dirección en las empresas y además lograban mejores acuerdos de desvinculación que las mujeres. Además, las mujeres siempre cobraban menos que los varones para las mismas tareas.
Esta política está revirtiéndose rápidamente y actualmente las empresas no discriminan en cuanto a estos beneficios.


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