"Hoy te lo van a negar, pero todos estaban esperando el golpe, porque era la tradición y nunca había fracasado ninguno; era parte del costumbrismo", argumenta Vernet antes de sorprender: "No crea que fue tanta la gente que salió a defender la democracia. Acá hubo un trabajo muy fuerte de dirigentes y de personas individuales que se jugaron muy bien. La movilización fue fundamentalmente de la dirigencia; rescato a los pibes de Franja. La plaza se llenó con los partidos políticos, el movimiento obrero, delegados y estudiantes. La gente no fue, compraba huevos de Pascua. Los que movilizaban eran los partidos, que entonces estaban enteros, los cuadros, los militantes, los gremios. Eran los mismos que habían llenado el Obelisco y el Monumento (en los cierres de campaña de) Alfonsín y Luder". Luego remata: "Hay una imagen de ese domingo que me quedó fijada en la retina, la gente saliendo de la panadería". El Tati no se olvida que ese domingo, tras el fin del conflicto, "aparecieron todos los políticos que hasta ese día no existían", y agrega con picardía: "La ciudad había estado sin autoridades".
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