La leptospirosis es una patología bacteriana que puede ser de extrema gravedad para el hombre, e incluso causarle la muerte. Los roedores son importantes reservorios de la bacteria causante, la leptospira, que eliminan por la orina. En lo que va del año se han registrado siete muertes -tres en Buenos Aires, dos en Misiones y dos en Santa Fe- y más de 100 casos de leptospirosis en todo el país, mientras que en la provincia de Santa Fe se computaron 27 casos, con dos decesos.
Según una estadística difundida por el subsecretario de Salud provincial, Ramiro Huber, en 1995 se reportaron dos casos de esta enfermedad; en 1996, 18; en 1997, uno; en 1998, 53; en 1999, 8; y en 2000, 28 infectados. Esta enfermedad tiene un elevado subregistro, es decir que se reportan muchos menos casos de los que ocurren, ya que en su forma más leve los síntomas son semejantes a los de una gripe. Sin embargo, una consulta inmediata al médico puede evitar complicaciones que a veces la transforman en una enfermedad mortal.
Para vivir, la leptospira necesita humedad, por lo cual se cree que las inundaciones aumentan el contacto de las personas con el agua contaminada, ya sea bebiéndola o mojándose con ella. La falta de agua potable y sistemas cloacales también propician el contagio, por lo cual es una enfermedad sumamente relacionada con deficientes condiciones sanitarias. El período de incubación es de entre dos y veinte días. Suele comenzar de forma abrupta, con dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares, decaimiento y escalofríos. Puede haber tos con sangre, conjuntivitis (ojos enrojecidos) e ictericia (piel amarillenta). En casos extremos aparece una inflamación de las meninges (meningitis) con rigidez de nuca, fuerte dolor de cabeza y puede producirse incluso un estado de coma. También puede producir insuficiencia renal o hepática (síndrome de Weil).
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La Ciudad
