Año CXXXIV
 Nº 49.084
Rosario,
miércoles  11 de
abril de 2001
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En crisis. Alumbró un pacto en el Concejo que también contempla el subsidio
El paro de los choferes acelera el aumento del boleto a 0,65
UCR y socialistas ultimaron los detalles del superpaquete para salvar al transporte. Boasso, la llave del acuerdo

Diego Veiga

El paro de colectivos allanó definitivamente el camino hacia un aumento del boleto. Mientras miles de rosarinos se quedaron a pie, radicales usandizaguistas y socialistas ultimaron ayer un acuerdo que contempla, entre otros puntos, la suba de la tarifa a 0,65 peso, la creación de un subsidio que oxigene a los transportistas y la implementación de un ente regulador que fije de aquí en más el precio del boleto. El superpaquete ya cuenta con el visto bueno de los tradicionales aliados del binnerismo, los radicales celestes y el Frente Grande, lo que le permitiría desembarcar en el Concejo hoy y aprobarse con gran celeridad la semana que viene.
Mientras tanto, el paro de los colectiveros se cumplió ayer a rajatabla, lo que obligó a los rosarinos a buscar cualquier tipo de medio de transporte alternativo para llegar a sus lugares de trabajo. Taxis, remises (legales y de los otros), motos, bicicletas, todo sirvió para evitar la pérdida del presentismo y hacer frente a la medida de UTA (ver página 4).
Pasadas las 14, la Secretaría de Trabajo de la provincia dictó la conciliación obligatoria, pero los choferes no se dieron por enterados. No obstante, la medida se erige como un paraguas antiparo, ya que impide a los colectiveros volver a parar, al menos, durante los próximos 15 días (ver página 5).
Ese tiempo es más que suficiente para que en el Concejo se apruebe el aumento del boleto, que vendrá de la mano de un superpaquete de medidas que ayer sellaron socialistas y radicales.
El hombre que se convirtió en la llave del acuerdo fue Jorge Boasso, que "en aras del consenso", dejó de lado su histórica posición en contra del aumento y sacó un as de la manga: el superpaquete.
En rigor, esta batería de propuestas que ayer blandió el concejal radical ya venía engrosando la agenda personal del secretario de Servicios Públicos, Miguel Lifschitz. El funcionario había tomado nota de algunas medidas la semana pasada, cuando se reunió con los representantes de todos los bloques para escuchar sus posiciones.
El pool de propuestas, que ya cuenta con el aval de la mitad más uno del Concejo, está integrado por aspectos clave como la eliminación de la tasa de fiscalización que pagan los transportistas a la Municipalidad y la reducción en un punto del porcentaje que cobra el Banco Municipal para administrar la tarjeta magnética.
El paquete detrás del cual se encolumna el oxígeno para el transporte también contempla un subsidio. Esta flamante bocanada de aire, que inyectará dinero en el malherido sistema de colectivos, se conforma con el ingreso de fondos provenientes de la recaudación que se obtenga por el boleto ocasional a un peso, más el canon (unos 100 mil pesos) que aporta mensualmente el concesionario que administra el estacionamiento medido.
El propio Boasso explicó que "los fondos se repartirán entre las distintas empresas de colectivos de manera inversa a la cantidad de pasajeros que transporten. Es decir, aquella que lleve más pasajeros recibirá menos dinero del fondo". De ese modo, el edil sostuvo que se aliviará la realidad económica de las empresas más castigadas.
La frutilla de la torta del superpaquete es sin dudas el aumento del boleto, que se fijará, de no mediar sorpresas, en 0,65 peso.
"En aras del consenso accedimos a requerimientos del Ejecutivo, pero es fundamental que el eje para subvencionar el sistema no sea sólo el bolsillo de la gente, sino que el municipio también resigne algo", se justificó ayer Boasso tratando de hacer hincapié en todo el pool de medidas y no sólo en el aumento de la tarifa.

El ente regulador
Pero aún hay más, el superpaquete también contempla una vieja propuesta del concejal radical que podría llegar a fusionarse con otra que ideó el frepasista Sergio Liberati: la creación del ente regulador del transporte.
De concretarse esta figura, la tarifa del boleto ya no la fijaría más el Concejo, sino el ente que -según explicó Boasso- "estaría integrado por representantes del Ejecutivo, el Concejo y los choferes de ómnibus".
Las franquicias, en tanto, no serán tocadas. No obstante, hay quienes aseguran que "se está haciendo una exhaustiva evaluación de algunas de ellas para ver si continúan otorgándose".
Otro de los puntos que desembarcarán en el Concejo y que integran el combo de medidas es la posible vuelta atrás de la caducidad de la Cotal.
Para Boasso "es necesario que se restablezca de manera eficiente el servicio de las líneas 126, 127, 129 y 130".
En la misma línea se alista el pensamiento de Lifschitz. Aseguró que "está dispuesto a garantizar que se restituya un servicio de igual calidad al que tenían los vecinos de los barrios por los que circulaba la Cotal". La afirmación introdujo una pregunta de rigor.
-¿Eso significa que se va a rever la caducidad a la Cotal? \- Todo se puede rever.
Más allá de todo, el paquete de medidas ingresará hoy oficialmente al Concejo y desembarcará en la comisión de Servicios Públicos el lunes próximo, donde el acuerdo Boasso-Lifschitz le permitirá llegar sin problemas al recinto tres días después. Allí, los votos para hacerlo triunfar también están asegurados, se ufanaban ayer en el Palacio Vasallo.



La mayoría de los colectivos ayer se quedó en los galpones.
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