Miguel Pisano
El mayor enojo de los jugadores de Central se debió a la decisión del presidente del club, Víctor Vesco, de incumplir la promesa de pago de los haberes y premios del plantel por cobrarse una vieja deuda que el club mantenía con él, con los 220 mil dólares que ingresaron por la seña de la venta del pase del defensor Matías Lequi. "Menos mal que ahora que entra la plata por el pase de Lequi les van a pagar a los jugadores", reflexionó un hincha, durante la habitual charla de café con un grupo de allegados a los dirigentes. "¡Ma' qué jugadores! Esa plata va toda para el escribano", lo corrigió uno de los adláteres del sempiterno presidente canalla. Luego de la presión que ejerció el plantel con la medida de no practicar, con la goleada a Los Andes y con el rechazo del pago en cuotas del lunes, ayer el presidente cedió, aportó finalmente 40 mil dólares y destrabó el conflicto. Sin embargo, la idea del experimentado titular centralista es cobrar la deuda de 90 mil dólares que el club todavía mantiene con él y luego retirarse a una vida más reposada. Mientras algunos allegados ya le ofrecieron la presidencia honoraria, otros compañeros de comisión ya piensan en hacer una vaquita.
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