Uno de los méritos que se buscan -y que no siempre se encuentran- en los grandes espectáculos es el buen sonido. La banda que acompañó a Alejandro Sanz y su ingeniero de sonido, Fernando Díaz, más un equipamiento formidable, despejaron las inquietudes desde el arranque del gran show que se vio en Vélez. Dirigida por Emanuele Rufinengo el productor de los últimos discos de Sanz, la banda que lo acompañó estuvo integrada por Ludovico Vagnone (director musical en gira, guitarra y voces), Maurizio Sgaramella (batería), Luis Dulzaides (percusión), Agustín Gereñu (bajo), Josep Salvador (guitarra y voces), Alfonso Pérez (piano y voces), Pioerpaolo Vallero (teclado, saxo y voces), Lulo Pérez (trompeta, teclados y percusión), Carlos Martín (trombón), Jon Robles (saxo) y Helen de Quiroga, Luis Miguel Baladron y Meritxell Sust en coros. Entre los instrumentistas se destacó la gran solvencia del guitarrista Ludovico Vagnone que hizo gala de su dominio en varios géneros musicales. Desde un solo alucinante que ofreció en corto set instrumental que se escuchó en la mitad del concierto y luego en el dúo que formó con Josep Salvador, el otro guitarrista del grupo, Vagnone mostró un trabajo monolítico que no esquivó la sutileza ni la exactitud. El marco de la puesta general fue espectacular y gran mérito de ello le corresponde a Mark Fisher, el diseñador que realizó la escenografía del espectáculo que lleva Sanz en su gira por todo el mundo. Fisher es un especialista en grandes montajes y entre sus patrones suele tener a los Rolling Stones, U2 y Peter Gabriel. En esta oportunidad le brindó a Alejandro Sanz un continente espectacular con la novedad de que al monumental escenario le agregó una pasarela que le permite al artista caminar hasta unos 15 metros hacia delante y acercarse más al público. La iluminación de Geert Van Hout y la proyección de video completaron el marco ideal para redondear una presentación espectacular. Dos cámaras de televisión ubicadas a ambos lados de la boca del escenario y otra, montada en la punta de una grúa pluma instalada en la torre de control de sonido, en el centro del campo, permitieron apreciar videos con una nitidez perfecta. El sistema utiliza una pantalla denominada Led que se ubicó como telón de fondo del escenario. En ese soporte de extraordinaria definición, se proyectaron los videos de algunas de las canciones escuchadas y se compaginaron imágenes de lo que sucedía en la escena. Este recurso permitió apreciar los gestos y detalles del show que no pueden ser captados de manera directa ya que las distancias entre los espectadores y los artistas es demasiado grande. Los medios técnicos bien utilizados colaboran para crear los climas mágicos que sugieren las canciones. Aunque en sí mismos no resulten más que artificios de la tecnología, bien utilizados, son determinantes a la hora de levantar el telón. Y en esta ocasión se comprobó su gran efectividad.
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