Todo comenzó con un desnudo de Marylin Monroe y un capital inicial de 8.000 dólares. Hugh Hefner había tomado prestado el dinero y lo había apostado a una carta: el apetito sexual de los hombres en el Estados Unidos de la posguerra.
Cuando apareció la primera edición de su revista, en 1953, Hefner caminó de un quiosco a otro. A pesar de las Prescripciones del Correo Federal contra la Divulgación de Pornografía, la revista ya estaba en todos lados. Pocos números después, el fundador de Playboy, proveniente de una familia cristiana y puritana, ya tenía asegurado un buen pasar.
Hoy, el multimillonario Hugh Hefner celebra su cumpleaños número 75 de la manera esperada por su creciente grupo de admiradores. En su mansión del estado norteamericano de California, siete rubias conejitas lo despertarán tiernamente. La mayor de ellas es 47 años menor que él.
Con ayuda del viagra
De todos modos, la fiesta no comenzará al amanecer. Hace poco, diversas revistas norteamericanas informaban que, "gracias al viagra y acaso también a un poco de marihuana", el anciano todavía era capaz de estar en disposición galante por las noches.
Pero Cathi O’Melley, una de las siete bombas sexuales que Hefner desde hace tiempo paga generosamente para que formen parte de su corte, reveló que los días siguientes los pasaba "como en la casa de su abuela".
Hace unos años, el escritor Tom Wolfe había calificado la Playboy como una "revista para una mano", lo que, para muchos, constituye un juicio muy injusto para el dueño de la publicación.
La clientela principal de Hefner está formada fundamentalmente por "machos", pero también por algunos hombres inteligentes, de cultura más elevada y muy probablemente con fortunas más elevadas aún. El secreto del éxito económico de Playboy radicó en que la industria publicitaria había descubierto en la revista un ámbito ideal. En sus páginas comenzó a aparecer todo lo que el hombre de mundo necesita para la ostentación: nobles bebidas espirituosas, autos elegantes, yates a vela y perfumes refinados. Estas suntuosidades son ensalzadas junto a hermosos rostros, magníficos bustos y bellas figuras femeninas.
Pero la Playboy, que hace tiempo es dirigida por Chistie, hermana de Hugh Hefner, junto a su imperio mediático, se convirtió inmediatamente después de su aparición en algo más que una revista.
Grandes autores como Saul Bellow, Woody Allen, Norman Mailer, John Updike o Ronald Dahl escribieron para la publicación. En su apogeo, la revista de Hefner llegó a contar con una tirada de más de seis millones de ejemplares en todo el mundo. Según datos de las editoriales, hoy todavía se venden mensualmente cuatro millones de ejemplares. Habrá que tomar a las antaño famosas conejitas, las agraciadas mujeres con largas orejas de conejo y el pompón redondo en el trasero, como seres de una época pasada.
En Londres, no obstante, habrá una vuelta a los viejos tiempos. Quince años después de haber sido cerrado el último club Playboy en Estados Unidos, la capital europea de las tendencias tendrá pronto su casino Playboy.