Si la reina de Gran Bretaña pensaba que tras los escándalos con Diana y Fergie por fin había encontrado una nuera a la altura de las circunstancias, no hay duda de que habrá cambiado de opinión al leer las diez páginas que publicó ayer el diario inglés News of the World con las exactas palabras de Sophie de Wessex sobre los políticos y la Casa Real británicos, que habían sido adelantadas la semana pasada y causaron un revuelo sin precedente por sacar los trapitos al sol de más de uno. Además, la reina y el resto de los lectores pudieron enterarse de que el socio de Sophie en su firma de relaciones públicas, Murray Harkin, de 37 años, consume cocaína, organiza orgías a pedido y que no considera al hijo de la monarca, Eduardo, precisamente un heterosexual. No es de sorprender que el Times, que suele ser leal a la corona, estime que éste es el fin de semana más difícil para los Windsors desde la publicación de la polémica biografía sobre Diana en 1992. Hace una semana, el Palacio de Buckingham se defendía diciendo que se trataba de "mentiras", a lo que News of the World respondió con la publicación completa de las conversaciones de su periodista -que se hizo pasar por un jeque árabe- con las víctimas del engaño (Sophie y su socio). Sophie, de 36 años y celebrada por la opinión pública cuando se casó con Eduardo en 1999, critica prácticamente a todas las personalidades británicas. Sobre el primer ministro Tony Blair dijo que no tiene ni idea de lo que pasa en el campo, y que su mujer Cherie es "todavía peor". En su opinión, puede que Cherie Blair "no creyera que el gobierno de su marido iba a durar mucho" y por eso decidió seguir trabajando como abogada. Además, califica al ex primer ministro conservador John Major como "totalmente acartonado", mientras que el líder William Hague le parece "un muñeco" cuando habla. Con respecto a Camilla Parker Bowles, Sophie reconoce que no hay motivos para que no se case con el príncipe Carlos, pero afirma que "son muy impopulares". Harkin, socio de la condesa en su empresa de relaciones públicas, confiesa por su parte al supuesto jeque que no toma muchas drogas, pero que sí le gusta "un poco de cocaína". Tampoco tiene problemas para organizar una fiesta erótica para el jeque, a quien le pregunta cuán jóvenes le gustan las chicas o si le gustan más bien los jóvenes asiáticos. Con respecto a los rumores acerca de la supuesta homosexualidad de Eduardo, el marido de Sophie, no duda en responder con el dicho de que "cuando el río suena, agua trae". El secretario Kim Howells resumió la opinión que muchos tienen de la realeza británica. "Están todos un poco locos", comentó, lo que obligó a Blair a salir al paso y destacar que no cree que la familia real esté mal de la cabeza. Según el Sunday Times, las relaciones entre el Palacio de Buckingham y Downing Street están sin embargo bajo "masiva presión", y el Observer habló incluso de "ruptura". La reina Isabel, de 74 años, al parecer no sabe qué hacer. Su relación con su hijo Eduardo se enfrió, y a su vez éste casi no le habla a su mujer a consecuencia del incidente. Al final, Sophie debió renunciar a su empresa de relaciones públicas, aunque se niega a dejar de trabajar. Uno de sus argumentos es que no quiere que la comparen con la fallecida princesa Diana. La columnista del Guardian Julie Burchill comentó con ironía que este temor es totalmente infundado, pues Sophie no se ve en sus trajes grises como Diana, "sino como una vulgar azafata".
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