Les dije en el entretiempo que se ganaba acertando en tres cuartos. Gimnasia es un buen equipo, que nunca revienta la pelota y siempre sale jugando. Aguantamos firme y después teníamos que esperar que el contragolpe acertara". Demasiado sencilla suena la explicación de Fito Ingaramo acerca de las razones de la segunda victoria consecutiva de su equipo. Es que la realidad de unas semanas atrás era muy distinta, y ahora todo parece color de rosa. Las bondades de los salteños fueron remarcadas por Ingaramo, quien planteó la estrategia adecuada que contrarrestó las aristas más salientes de su oponente. "Ellos juegan bien por afuera y el arma es el centro para Robles, que es un buen cabeceador. Así que controlando que la pelota no llegara por los costados, tapando el centro y con movilidad para que no nos ganaran las espaldas, el partido se tenía que controlar". En tanto, el goleador Ezequiel Iglesias se refirió a la sapiencia para usufructuar los dos goles de ventaja. "El segundo tiempo prácticamente no se jugó. Tuvimos la madurez necesaria para manejar el ritmo del partido. Ellos se venían sin mucha inteligencia y nosotros de contragolpe lo supimos definir". Acerca de las diferencias de Tiro desde la asunción de Ingaramo, Iglesias declaró que "como toda venida de un técnico, el cambio principal es la inyección anímica. Ahora jugamos con una línea de cuatro, cosa que de local hacíamos con una de tres, y eso nos permite estar un poco más ordenados. Pero, seamos realistas. Somos los mismos jugadores y en una semana y media un técnico no hace milagros".
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