Todo está muy parejo en el campeonato de los menores de 22 años. Cualquiera le gana a cualquiera y esto le suma emoción a una categoría predominantemente formativa. Jockey Club, que venía de perder en Santa Fe ante Universitario, le ganó a Atlético del Rosario (que había superado a Duendes una semana atrás) por 21 a 11 en el marco de la segunda fecha del torneo oficial. De menor a mayor. Así se podría resumir la tarea de Jockey en la tarde del sábado. Los locales fueron edificando con gran paciencia una clara imagen de solidez dentro del terreno, que terminó en un triunfo clave ante un adversario de fuste. En un partido disputado, de ida y vuelta, los verdiblancos sacaron la ventaja en el momento donde se definen los encuentros, en los últimos veinte minutos. Allí Jockey se mostró más entero, jugando en campo de Plaza y manejando con suficiencia la ventaja que generó. En el primer tiempo el juego fue muy desprolijo. Se habló más de lo que se jugó. Los dos equipos cometían errores en el contacto y perdían la pelota. De esa manera se desperdiciaron varias chances y le quitaban peligrosidad a los ataques. El descanso encontró al local ganando por 6 a 3. Un resultado chato, pobre, como el partido. Porque Jockey en ningún momento pudo hacer llegar la pelota a la punta y desbordar, además no supo aprovechar el mejor funcionamiento de su line. Plaza fue un conjunto voluntarioso que careció de profundidad y que terminó chocando una y otra vez con sus laboriosos delanteros. El complemento arrancó con un try de la visita. Un movimiento nacido en un scrum, superó varios rucks con velocidad, encontró superioridad numérica por afuera y permitió que Gonzalo de la Torre anotara. Con el correr de los minutos, Plaza seguía mostrándose inseguro en el line y eso le restaba juego a sus ganas. A los 12' una falla en la marca en el centro de la cancha dejó que Aguzzi desbordara y marcara sin problemas. En ese momento Jockey pasó al frente y comenzó a inclinar la balanza. Plaza a medida que corrían los minutos se iba desdibujando, caía físicamente y cedía el terreno y la iniciativa. Jockey, sin ser una máquina, vio la oportunidad y se fue a jugar a campo rival. Así aparecieron los tries de Pascual y Suárez, que rubricaron una justa victoria para los hombres de Fisherton, quienes supieron leer mejor su momento en el partido y pudieron festejar en su propia casa.
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