Año CXXXIV
 Nº 49.081
Rosario,
domingo  08 de
abril de 2001
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Oficialmente 21 familias de ese origen viven de la mendicidad en la ciudad
Sospechan que una organización trae a los rumanos hasta Rosario
Su embajador dice que entran al país con visa turística y después tramitan su residencia como refugiados

Pedro Squillaci

Mujeres con largas polleras, chicos tocando el acordeón y jóvenes lisiados pidiendo una monedita en castellano dudoso se incorporaron a la escena de la mendicidad rosarina hace ya tiempo. Sin embargo, la gresca con dos heridos de arma blanca que protagonizaron el miércoles pasado en una pensión en Urquiza al 1300 volvió a colocar a la comunidad, oficialmente formada por 21 familias, en el tapete. "Son todos rumanos que vienen a matar el hambre a la Argentina", dice la gente a modo de latiguillo. Algunos sospechan que no han llegado tan espontáneamente y sobrevuela la idea de que "alguien los dirige". Hasta el propio embajador de Rumania en la Argentina, Cristian Lazarescu, reconoció ante La Capital que se trata de "un negocio muy bien organizado" y que representan "un castigo" para ese país de Europa del Este.
El delegado regional de Migraciones, Marcelo Marchionatti, admite que "la forma de movilizarse es tribal y daría toda la impresión de que existe una organización que los trae". Mientras tanto, ya hay 21 familias de ese país que entraron a Rosario -al menos esto es lo que figura en los registros de Migraciones, pero se calcula que son muchas más- y están alojadas en dos pensiones céntricas. El embajador asegura que esto se debe a "la inacción de las autoridades nacionales" y lanza un alerta: "Si no se toman medidas urgentes este fenómeno va a aumentar".

Muchos interrogantes
La llegada de los rumanos a Rosario destapó más de un interrogante. ¿Quiénes son? ¿Por qué vienen a Argentina? ¿Son refugiados políticos? ¿Los echaron de Rumania? ¿No hay suficientes chicos que piden en las calles rosarinas para agregarle encima gente carenciada de otro país? ¿No habría que exigirles que vuelvan a su lugar de origen? ¿Están indocumentados? \Las 21 familias rumanas totalizan unas 70 personas, con un promedio de edad que va de 25 a 45 años. También hay chicos, pero no demasiados. Cada familia, típicamente europea, se compone de una pareja con uno o a lo sumo dos niños.
Ellos pertenecen a la etnia gitana, y llegaron al país entrando por el norte argentino a través de Bolivia. El éxodo de Rumania se dio a partir de 1998, cuando el conflicto de los Balcanes se tradujo en persecuciones a las etnias minoritarias. Miles de personas buscaron entonces recomenzar su vida en otros horizontes, escapando así a los problemas políticos, étnicos, ideológicos y religiosos de ese país.
Así, arribaron a Córdoba, Mendoza, Buenos Aires, Salta y Rosario, pero también a ciudades de Uruguay y Paraguay. Actualmente, en Rumania hay un 11 por ciento de desocupación y un 21,5 por ciento de los habitantes viven por debajo de la línea de pobreza.
Con este panorama no es difícil entender la presencia de algunos rumanos en las calles de Rosario pidiendo dinero en las esquinas. Muchos aparecen tocando el acordeón en peatonal Córdoba y hay madres con niños en brazos que muestran cartelitos a los automovilistas, una postal típica de los últimos años.
A poco de asumir como embajador en la Argentina, Lazarescu había declarado en 1998 que Rumania y Moldavia eran los únicos países latinos de Europa central y del Este. Incluso había destacado que un 70 por ciento de las palabras que emplean allí son muy parecidas a las que se oyen por estos lares y hasta se animó a decir que los rumanos sienten y piensan como los argentinos.
A tres años de estas declaraciones, el diplomático dialogó anteayer con este diario vía telefónica desde Buenos Aires. Lazarescu se manifiesta molesto con el hecho de que la sociedad argentina identifique a Rumania con las personas de ese país que piden por las calles locales. Y dispara: "Se trata de un negocio muy bien organizado, y muy provechoso para ellos". Hasta dice que no es cierto que los que mendigan sufran necesidades y que recaudan altas sumas de dinero de ese modo.

Llegados de otros lares
El embajador afirma que un estudio realizado en Capital Federal determinó que "sólo un 30 por ciento (de quienes se presentan como rumanos) pertenece a Rumania" y que "el resto proviene de Macedonia, Hungría, Yugoslavia y Rusia".
Destaca que la mayoría no tiene papeles y entró a la Argentina con visas turísticas para después tramitar el pedido de refugiados políticos. Pero el diplomático pone el grito en el cielo ante este modus operandi de los rumanos exiliados: "Es toda una mentira que se los persiga por motivos políticos. Rumania está en la Unión Europea y por tanto milita por la libre circulación de las personas".
La palabra mafia suena tan fuerte que ningún funcionario se atreve a pronunciarla. Claro que afirman que hay "grupos organizados". No falta quienes dicen que algunos teatralizan discapacidades para sensibilizar a los transeúntes. En Rosario, en la zona del parque Scalabrini Ortiz, se pueden ver rumanos con muletas o desplazándose de modo aparatoso, por lo que muchos dudan de tales discapacidades.
"Si la policía les pidiera los papeles los harían volver a Rumania en 24 horas, como sucedió en Uruguay", dijo el embajador de ese país, alterado con la situación.
Hoy sigue siendo muy común toparse con rumanos mendigando en cualquier esquina, todos en condición de legalidad provisoria pues tramitan su permanencia en el país como refugiados políticos. Y hasta que Naciones Unidas se expida, el Estado no puede tomar ninguna determinación. "El trámite puede llevar años", dice una fuente de Migraciones.
Mientras tanto, mes a mes, decenas de familias extranjeras reciben su certificado de renovación temporaria en las oficinas de Migraciones. Y ante la pregunta del empleado para llenar el casillero donde se indica la "procedencia" siempre repiten la misma respuesta: "Rumania".



Una postal típica en muchas ciudades del país.
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