Silvia Carafa
Arribeños. - La comunidad de la pequeña localidad del partido bonaerense de General Arenales retornó a su calma habitual en el día de ayer. Del susto vivido cuando una nube tóxica de cloruro de hidrógeno amenazó con instalarse sobre la zona urbana, sólo quedan las anécdotas porque las mediciones realizadas no registran impacto sobre el medio ambiente local.
El jefe del cuerpo de bomberos voluntarios de Arribeños, Germán Oliveira, explicó a La Capital que se trabajó arduamente para confinar el lugar en el que el ácido clorhídrico se derramó para evitar que el líquido drenara hacia otros sitios. Con movimientos de tierra se selló el bajo de terreno afectado y se desactivó con cal el nocivo elemento allí vertido.
Según Oliveira, en el lugar del siniestro ya está controlado el potencial de hidrógeno (ph) del agua, uno de los parámetros que miden la calidad de la misma. Además dijo que fueron normales las mediciones de aire realizada por una brigada de los bomberos de la ciudad de Mercedes (Buenos Aires) que se especializa en controlar accidentes de alto impacto ambiental.
El servidor público confirmó también que la documentación exhibida por el camión estaba en regla en cuanto a los requerimientos que establece la guía de respuesta en casos de emergencia química de la provincia de Buenos Aires. "La ficha de intervención coincidía con el código del líquido transportado y con la carta de porte", explicó.
La aclaración vale porque algunas versiones, sin confirmación oficial de ninguna índole, indicaban que habría estado vencida la licencia de la vida útil del vehículo en cuanto a su condición de transporte de sustancias peligrosas. El mismo día del accidente, el resto del ácido fue trasvasado a otro camión de la misma empresa.
Ayer hasta el mediodía, el camión siniestrado permanecía en el lugar del hecho mientras se realizaban los peritajes, aunque su presencia ya no revestía ningún riesgo. Mientras estas operaciones se realizaban, la ruta tenía habilitada una sola mano y más de una docena de efectivos organizaban el tránsito.
En cuanto a las precauciones que podrían tomar para evitar alguna secuela, la única recomendación que recibieron los arribeñenses fue la de lavar con mucho cuidado las frutas y verduras. No quedan otros rastros del incidente que ayer los hizo pasar abruptamente del sueño a la pesadilla.
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