Cuando el próximo lunes la resolución por el desastre de la comisaría 25ª sea oficial y pública podrá saberse al fin cómo despejó la investigación judicial los múltiples interrogantes que atraviesan la causa: cuándo comenzaron realmente los hechos, cuánto tardaron los agentes en llamar a los bomberos y por qué los policías nunca fueron investigados a pesar de que el expediente dio cuenta de serias irregularidades en su actuación.
Uno de los datos que permanecieron inciertos a lo largo de la investigación fue el horario preciso en que se inició el fuego. Lo único que se sabe con certeza es que a las 16.43 se llamó por primera vez al Comando Radioeléctrico y a las 16.49 a Bomberos Zapadores, cuando se presume que todo comenzó a las 16. Si esto fue así, los policías tardaron más de media hora en llamar a los bomberos.
De todos modos, la cuestión del horario evidenció al menos una negligencia: la última requisa del penal ocurrió a las 15. A esa hora, según los peritos de Gendarmería, los presos ya habrían hecho el hueco en la puerta por el que intentaron escapar luego de varias horas de trabajo.
Una irregularidad más grave que se desprende de la causa es la evacuación forzada de los presos a través del principal foco del siniestro. Esta orden causó aún más muertes, ya que los presos que lograron sobrevivir fueron los que desobedecieron el mandato policial. Así lo manifestaron los sobrevivientes: "Cuando abrieron la puerta tratamos de salir corriendo y la policía nos corrió con disparos. Se reían y decían «mueran los cacos»", relataron.
Por esta misma razón -actuar con negligencia en el rescate de los detenidos- la Justicia condenó a las autoridades en los casos previos de incendios intencionales de motines. Por tragedias similares ocurridas en Olmos, Santa Rosa y Villa Devoto procesaron a los guardias y directores de los establecimientos, acusados de insolvencia en el cumplimiento de sus deberes u homicidio culposo.
Por la tragedia de la comisaría 25ª la única persona hallada responsable hasta el momento fue un preso, Jorge Luis García. Casualmente, a él se vinculan las otras irregularidades detectadas por la investigación, que evidenció una aparente animosidad por parte de la policía para imputarlo.
Un preso identificó a García como uno de los responsables tras reconocerlo "en una carpeta con una sola foto" que, según sus dichos, le exhibieron en la comisaría. Durante la reconstrucción del caso, lo describió erróneamente como alguien robusto y rubio.
García fue el único que admitió el intento de fuga y las declaraciones policiales lo acusaban de la evasión porque contaba con el "antecedente" de liderar un motín.
| |