 |  | cartas La ineptitud la pagan los que menos tienen
 | Es indudable que llegamos a esta situación por el jolgorio de los funcionarios del doctor Fernando de la Rúa y el Frepaso con sus miles de nombramientos políticos de asesores comúnmente denominados ñoquis, como los 1.200 nombramientos de la doctora Fernández Meijide, o los 30 remises permanentemente contratados en Desarrollo Social, o los cuantiosos nombramientos realizados por Chacho Alvarez estando como presidente del Senado, sumados a su ineficacia para gobernar. La consecuencia es que de vuelta, y bajo la denominación del impuesto al cheque o la ley de competitividad, se esconde que este jolgorio aliancista lo pagamos los más humildes y las pequeñas y medianas empresas. Uno ya está acostumbrado a que cuando en los gobiernos hablan de competitividad es el artilugio para embromar a los que ganan un sueldo, o perjudicar a un pequeño empresario transfiriéndole ineficiencias de otro sector. Esta vez y a pesar de la acuciante situación por la que atraviesa la población, se recurre a la inmoralidad de que el costo hasta que haya una supuesta reactivación no lo paguen los políticos, sumando una suba de aranceles sobre los productos de consumos populares que encarecerán sus precios. Por supuesto esto al principio no se notará por la recesión, pero si salimos de ella los que hemos bancado el despegue, seremos siempre los trabajadores y los pequeños empresarios y al final del camino nos encontraremos más pobres, y a los políticos y al pudiente con sus bolsillos intactos. Les bancamos a sus hijos hasta el estudio universitario, hablan de que la educación es libre y gratuita y yo me pregunto: ¿cómo puede un trabajador con los actuales salarios mandar a su hijo a la Universidad? Por eso, basta de mentiras y digamos la verdad: que siempre el que soporta es el pobre. Gustavo Rosi. DNI 18.043.894
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