Seúl. - Poco más de dos meses después de la instalación del gobierno de George W. Bush, la percepción de que la política exterior de Estados Unidos se hace más intransigente perturba a algunos aliados y estremece a ex adversarios de la guerra fría del nordeste del Asia.
La nueva Casa Blanca se pronuncia con más energía que su predecesora. Algunos consideran que eso señala un cambio fundamental de política pero otros lo ven como un esfuerzo por afirmar una nueva identidad en el escenario internacional.
Las acciones de Bush en el nordeste de Asia son observadas con especial atención por Japón y Corea del Sur, que tienen en sus respectivos territorios decenas de miles de militares estadounidenses.
En Corea del Sur temen que las demandas estadounidenses de hechos tangibles de reconciliación hayan obrado contra el progreso de las negociaciones de paz del presidente Kim Dae-jung con el norte comunista. El régimen de Pyongyang, ante la decisión de Bush de suspender las conversaciones de la época de Clinton sobre reducción de la producción norcoreana de misiles amenazó con desacatar los acuerdos con Washington sobre programas nucleares y misilísticos
"Un nuevo sheriff"
"Bush le está diciendo al mundo que hay un nuevo sheriff en el pueblo", expresó Kim Song Han, del instituto estatal de Relaciones Exteriores y Seguridad Nacional de Seúl. Este analista pronosticó que la política de Washington "empezará con dureza y luego se moderará".
El énfasis que puso la presidencia de Bill Clinton en el comercio con China, a expensas del respeto a los derechos humanos y la situación de Taiwán, se tradujo en una relativa cordialidad de los vínculos entre ambas naciones. Ahora surgió un potencial de discordia. Se prevé para abril una decisión de venta de armas norteamericanas a Taiwán.
Por otra parte, Washington instó a Pekín a liberar a Gao Zhan, un docente universitario de Estados Unidos acusado de incurrir en espionaje. El diario surcoreano Chosun Ilbo pronosticó en un editorial que la estrategia militar de Estados Unidos se centrará en el Asia "porque el nuevo gobierno considera a China el principal enemigo".
Y los militares estadounidenses mantienen profundas sospechas acerca de Corea del Norte, que "continúa poseyendo una fuerza militar no nuclear mayor que la que justificaría la defensa propia", afirmó el general Thomas Schwartz.