Javier Parenti
Atreverse, sentir que el camino elegido es el correcto y que los pasos dejen sus huellas es a lo que debe apuntar este Newell's, de lo contrario los sinsabores lo seguirán golpeando más duro y las alegrías por los triunfos sólo serán pasajeras. La explicación de porqué los rojinegros se volvieron con las manos vacías del cilindro de Avellaneda hay que buscarlas en la valoración de un punto que les caía bien, que se reflejó en la apuesta a no arriesgar demasiado durante la etapa inicial, y en las fallas a la hora de empezar a buscar el rumbo como para poder vencer la resistencia de un rival que se agazapó atrás. Esta última, parece estar centrada en que Damián Manso no termina de volver a ser. Sin dudas que su calidad está intacta, pero le está costando demasiado abrir los candados que le presentan sus marcadores y no encuentra el lugar en la cancha para asociar su juego. Ni con Saldaña, ni con la Fiera Rodríguez, los interlocutores que debería tener. Entonces, ya no son tantas las chances de gol creadas por los rojinegros, algo que se agrava en los últimos metros, donde los delanteros siguen peleados con la definición. Y en este punto parece basarse el miedo de Newell's para salir decidido a ganar en cualquier cancha. El ejemplo de Racing es muy claro. La Academia no es un equipo de temer actuando de local, por más que el cilindro y el aliento de su fiel y sufrida hinchada asuste por su marco. Si bien Racing está en el lote de vanguardia, alcanzó esa posición más por esfuerzo y decisión que por buen juego. Lo demostró en la noche del viernes al llegar a posiciones de gol por empuje y por contraataques. Así buscó ganar y lo consiguió. Por convicción. Las armas para hacerlo Newell's las tiene. Es un plantel joven pero con hombres experimentados (Cejas, Fuentes y Saldaña) y varios con chapa de selección (Crosa, Grabinski, Ponzio, Rodríguez, Quintana y Manso), entonces la teoría marca que puede. Eso sí, lo que vale sólo es la práctica. Newell's debe intentarlo. Tiene material futbolístico para concretarlo. Es cierto que hoy está lejos de lo que sus hinchas pretenden pero aún está a tiempo. Pero la respuesta es ya, porque el reloj que lo marca sigue corriendo y acercándose al final.
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