| | cartas Víctimas y victimarios
| Todas las semanas, los meses y los años la colectividad judía en nuestro país se reúne para recordar el atentado a la embajada de Israel y la voladura de la Amia. Son hechos condenables y dignos de ser castigados. Pero, también quiero recordar que hechos como estos se repitieron anteriormente. Finalizaba la década del 40. Ya había sido derrotado el nazismo y los judíos reclamaban a los ingleses que permanecían en Egipto en los territorios del rey Fauk y en las zonas de lo que hoy es Palestina e Israel que cumpliesen con las declaraciones de Balfour, firmadas en 1917, y que otorgaban a los judíos una parte de ese territorio para establecer una nación. Las tropas inglesas tenían un cuartel general en Tel Aviv. Fue allí donde una organización judía llamada Hamalá, de carácter militar y sionista, a las órdenes de David Ben Gurion, tuvo la idea de dinamitar el cuartel inglés, un edificio de cinco pisos, que fue volado con innumerables víctimas. No se conformaron con eso, sino que remitían a los miembros del Congreso inglés cartas bomba que causaron graves lesiones a algunos miembros de esas cámaras. Por ello creo que no hay que mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Hay otro refrán que dice "el que siembra viento cosecha tempestades". Sería muy bueno y noble que además de pedir justicia se reconozcan los propios errores. No siempre han sido víctimas, también -a veces- victimarios. Eduardo Rodríguez
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