Se lanzó en el penal el proyecto "Cultura por Santa Fe"

Entre empanadas y música, la cárcel de mujeres tuvo su fiesta

La idea es organizar estos encuentros en todas las prisiones de la provincia. Un acercamiento de la sociedad

La intención es "aportar a la disminución de los niveles de violencia, al mejoramiento de la calidad de vida de los internos y a la recuperación de valores que posibiliten su integración social". Pero entre gatos y chacareras, poco se habló de eso. Lo que se vivió ayer en el Instituto de Recuperación de Mujeres Unidad V, más conocida como la cárcel de mujeres, fue un singular encuentro con mucho de peña, música, baile y risas recuperadas.
Empanadas y jugo de por medio, más de 70 personas, entre ellas la mayoría de las reclusas internas en el edificio de Ingeniero Thedy 375, vivieron dos horas de diversión. El encuentro fue con docentes del penal, funcionarios de gobierno y músicos, que hicieron sus números -en su mayoría folclóricos- acompañados por canto y baile.
La nota la dio el mismísimo ministro de Gobierno de la provincia, Angel Baltuzzi, quien bailó una chacarera con una interna que lo sacó a bailar, a pesar de la renguera momentánea por una lesión en un partido de fútbol.
El encuentro fue especialmente atractivo para los hijos de las nueve mamás que permanecen en prisión, poco habituados a ese clima de algarabía dentro de las paredes de la unidad.
Con esta actividad se inició el ciclo Cultural por Santa Fe, que organizan el Ministerio de Gobierno, la Subsecretaría de Cultura (dirigida por Florencia Lo Celso) y el Servicio Penitenciario (con Arturo Gandolla al frente). Entre los objetivos está también el de romper con la monotonía de las cárceles, y lograr que la sociedad se acerque a ellas desde la cultura.
La intención es reiterar la actividad en todos los penales provinciales. La semana que viene se verá cuál será el próximo centro.
"Fue espectacular, un hecho emotivo desde el arranque", resumió el ministro de Gobierno. "La gente tiene aquí adentro muy pocas cosas, más allá de la televisión. Por eso la comunicación directa y el hecho de vivir este ambiente en vivo tiene una carga emotiva muy grande, difícil de describir con palabras", graficó.

Entre gatos y chacareras las reclusas vivieron dos horas de diversión.