Pablo Mihal
En el pasaje Gould se respira rugby. Ha de ser por eso que la ansiedad propia de cuando se retorna al ruedo es grande. Comienza una nueva temporada, con el objetivo de tratar de mantener lo que hicieron el año pasado como punto prioritario. Casi siempre es mucho más fácil torcer una magra campaña que conservar nada menos que los primeros lugares. Y para Plaza, que viene ostentando desde hace algún tiempo ese privilegio (algo que no deja de ser meritorio), tratar de mantener el título, como puede ser para cualquiera, no es una tarea fácil. No obstante lograr ese objetivo no suena descabellado ya que Atlético logró un equilibrio y la madurez necesaria en el equipo para encarar con éxito esta empresa. Hoy Plaza comienza una nueva etapa con Richard Castagna y José Costante a la cabeza. Con ausencias y con retornos, pero sin perder ese equilibrio en la balanza, mentalizados en que el éxito se repita. Es cierto, no estarán ni el Ninja Todeschini (milita en el rugby francés), ni tampoco Lobrauco y Pereyra que decidieron jugar en Italia. Marcelo Valesani colgó los botines y tampoco estará el Banana Baetti dando sus indicaciones desde el banco. La vuelta de Octavio Bartolucci y la continuidad de Marito Gerosa aportan lo suyo. No obstante, las motivaciones son las mismas, no cambiaron. El plantel tiene, en su gran cantidad de jugadores de mucha riqueza técnica, una amplia gama de variantes que siempre lo hacen un adversario difícil, y mucho más aún si juega de local. Sin dudas, todos mirarán a este equipo rosarino que se coronó en el 2000 y que hace varios años coquetea en el atalaya del rugby porteño. Por lo expuesto en los últimos tiempos, Plaza tiene la presión que tienen sólo los grandes candidatos, esa que se percibe y exige, esa que si no se maneja, juega en contra. ¿Qué puede pasar este año? La respuesta la tiene el equipo.
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