Año CXXXIV
 Nº 49.073
Rosario,
sábado  31 de
marzo de 2001
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El nuevo titular de Planeamiento habla del vacío legal
"Si alguien compra el Palacio Minetti y lo quiere demoler, hoy puede hacerlo"

Eugenia Langone

"Si alguien compra el Palacio Minetti (Córdoba al 1400) y lo quiere demoler, hoy puede hacerlo porque existe un gran vacío legal". De esta manera, el nuevo secretario de Planeamiento de la Municipalidad, Daniel Vidal, graficó la inexistencia de herramientas normativas a la hora de actuar en favor de la preservación de los edificios de valor arquitectónico, y aseguró que "el derecho a la propiedad privada no tiene límites". Aunque no quiso hablar de los "cambios" que planea para la repartición porque dice que todavía se está "familiarizando", adelantó que "se va a trabajar en la creación de los instrumentos legales necesarios para poder actuar". Mientras el Concejo Municipal votó anteayer la creación de una comisión especial para investigar los desmanejos que se sucedieron en las últimas gestiones en la Secretaría de Planeamiento, Vidal prefirió no hablar de los conflictos de sus antecesores y dijo que la gestión de la secretaría en general tuvo "una acción positiva". Aseguró que el tema de la preservación "es complejo", y dijo que "hay que mostrarle a los empresarios que muchas veces conservar edificios es un negocio".
-Un tema conflictivo durante la gestión de Sebastián Bonet fue la demolición de la casona de Córdoba al 1600, ¿cuál es su opinión?
-Tal vez se cometieron errores en el enfoque, porque la preservación es un tema muy complejo.
-¿Usted minimiza el hecho?
-No. Lo que sucede es que hay condimentos alrededor del tema de la preservación que, si uno los conoce, puede comprender mejor la gravedad del problema. La preservación es más importante en algunos lugares de la ciudad que en otros. Por eso, como estamos hablando de una casa en el Paseo del Siglo, el caso tiene una connotación diferente. Hay que formar una idea de preservación que se pueda defender, porque uno no se puede poner objetivos que luego son indefendibles.
-¿Pero es defendible la demolición de esa casa?
-Es un tema complejo. Hay una legislación insuficiente y el municipio no está preparado para atender a la necesidad de proteger todos los edificios que debiera proteger. El tema de la preservación, en algunos lugares de la ciudad y con algunas obras en particular, debe ser una política de Estado. Pero no se puede preservar todo, hay que elegir, porque de lo contrario no vamos a tener la fuerza necesaria. Y a lo que se elija, hay que protegerlo bien. La Municipalidad no puede hacer con todos los edificios de Rosario lo que hizo con la Aduana.
-¿Cuál es el límite de la propiedad privada?
-En este momento no tiene límite.
-Pero si alguien compra el Palacio Minetti y lo quiere demoler, ¿puede hacerlo?
-Llevado al extremo, puede ocurrir. Hay que trabajar para que no suceda, pero tal cual están las cosas, hoy podría ocurrir porque existe un gran vacío legal en el tema.
-¿Cómo va a encarar la política de preservación?
-Vamos a trabajar para crear los instrumentos legales necesarios. Así, además de convencer a los propietarios, vamos a tener las herramientas para actuar. A mi entender, hay edificios que al protegerlos tuvieron mucho más éxito que si hubieran sido demolidos. Hay bancos y emprendimientos comerciales que usaron edificios viejos y gracias a eso tienen una imagen mucho más fuerte de la que tendrían si hubieran hecho un edificio nuevo.
-¿El Citybank que ocupó el Palacio Fuentes es un ejemplo de eso?
-Es un buen ejemplo. Lo mismo pasaría con la imagen de una gran empresa que se instalara en el Palacio Minetti. En Buenos Aires está el caso de Puerto Madero, donde se puede ver que fue mejor preservar. En muchos casos, hay que mostrarles a los empresarios que la preservación es un negocio.
-Es un área donde hubo muchos conflictos, ¿cómo encara la gestión?
-Voy a tratar de que deje de ser conflictiva. El consenso hacia afuera puede ser una solución.
-¿Qué opina de las gestiones anteriores?
-Esta secretaría, desde la Intendencia de (Horacio) Usandizaga para adelante, ha tenido una acción muy positiva. Si se comparan los conflictos con los resultados, el saldo sigue siendo positivo.
-¿Por qué cree que es un área conflictiva?
-A veces se mueven intereses muy fuertes; entonces, el tener que tomar decisiones nos expone a malas interpretaciones.
-Es un área donde se mezcla lo público y lo privado, muchos de los empleados trabajan en el ámbito privado y a la vez en la secretaría. ¿Qué opinión tiene de esa situación?
-Hay dos aspectos de esta relación entre lo público y lo privado. En cuanto a los funcionarios que también trabajan en el ámbito privado, es una cuestión más ética que legal. Si se comportan correctamente, no habría problemas. No quiero más conflictos en este sentido.
-¿Y el otro aspecto al que se refería?
-Es una realidad la relación con los privados, porque la construcción de la ciudad es una tarea mixta, donde la acción directa de la Municipalidad es menos significativa que la de los privados. El municipio debería aumentar la acción con los privados, pero no sólo para controlar, sino también para potenciar la acción de los particulares.
-Con la acción privada se puede instalar cualquier comercio sobre bulevar Oroño sin tener en cuenta muchas veces la estética, ¿no falta planificación en ese sentido?
-El problema es que en las ciudades que están muy vivas es difícil tener un control formal estricto. Especialmente en Rosario, que no es excesivamente respetuosa de las reglamentaciones. No creo que haya falta de control, pero es cierto que hay proyectos y maneras de entender la arquitectura que no siempre son del agrado de todos. También es cierto que en algunos casos podría haber habido un mayor control sobre el resultado.
-Entonces, estamos a merced de los propietarios, y tendremos que aceptar que nos llenen Oroño de musimundos y blockbusters...
-Sucede que hay edificaciones, como el caso de la esquina de Córdoba y Oroño, que resultan chocantes a la vista, pero que tienen la ventaja de la transitoriedad: en cinco años se desarman y desaparecen. Otros, en cambio, son grandes edificios, que no responden a las expectativas desde el punto de vista estético, y que quedan para siempre. Creo que esto último es más grave.
-¿Cómo ve desde el punto de vista urbanístico y de la planificación el problema de la convivencia entre residencias y comercios, sobre todo cuando genera rispideces y conflictos?
-Creo que es bueno que coexistan comercios y viviendas. En el caso de los bares, el problema es la forma en que se usan, porque hay una reglamentación en cuanto a los horarios y a los ruidos que otras áreas de la Municipalidad tienen que controlar. Pero la mezcla de funciones, especialmente en las áreas centrales, es deseable porque hace a la vitalidad y al movimiento de la ciudad. En este sentido, Rosario tiene una gran ventaja, que es que en el centro de la ciudad todavía vive gente. Entonces, tenemos que defender que haya mezcla de funciones, porque es lo ideal.



"Hay que mostrarles a los empresarios que la preservación es un negocio", dijo Vidal.
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