Una masiva demostración de fuerza por la policía de Alemania frustró ayer los bloqueos planificados por activistas antinucleares y permitió la entrega de una carga de desechos radiactivos después de una odisea de cuatro días desde Francia. Después de varias escaramuzas a lo largo de los 500 kilómetros de líneas ferroviarias desde la frontera francesa, el último y corto trecho por carretera hacia las instalaciones de almacenamiento en Gorleben, al sur de Hamburgo, el tren especial que trasladaba los contenedores completó el recorrido al alba, lo que tomó por sorpresa a los exhaustos ecoactivistas, ampliamente superados en número. El ferrocarril con las 85 toneladas de material radiactivo en los contenedores llamados castor fue escoltado por unos 1.200 policías y había partido el lunes último de la planta de reprocesamiento de material radiactivo de La Hague, en Francia. En el operativo de seguridad han sido movilizados en total unos 30 mil policías y gendarmes, operativo de seguridad que costó 50 millones de dólares. Se trata del primer transporte de material radiactivo autorizado en los últimos cuatro años, y el primero bajo responsabilidad del gobierno del canciller Gerhard Schroeder y su ministro de Medio Ambiente, Juergen Trittin, del partido ecologista Los Verdes. No fueron necesarios los chorros de agua a alta presión ni los gases lacrimógenos utilizados esta semana y ya familiares durante los previos embarques de desechos alemanes reprocesados desde Francia, aunque agentes de la policía montada y garrotes fueron utilizados, esporádicamente, para mantener a raya a algunos de los varios miles de manifestantes. Unos cuantos lloraron ayer al frente de las filas policiales, mientras los camiones que transportaban los contenedores llegaban a su destino. Y sin embargo, mientras se alejaban en grupos en medio de la gélida lluvia matinal desde el boscoso sitio aledaño a las riberas del Elba, también hubo una sensación de triunfo. Al demorar el envío durante un día con sus protestas y ocasionales violentos asaltos contra las líneas policiales, obligando el despliegue de una las mayores operaciones de seguridad en Alemania en época de paz, los manifestantes dijeron que estaban alejando la generación de electricidad del uso de energía nuclear. "Ha sido un gran éxito", dijo un portavoz del grupo ecologista Greenpeace. "Ellos tienen que aceptar que (la energía nuclear) no es políticamente viable". "Lamento que no pudimos pararlo. La policía estaba por todos lados", dijo Rangna, de 18 años, una residente de Hamburgo, tiritando de frío y fatiga mientras observaba tras las altas cercas de alambre el paso de los contenedores de desechos radiactivos hacia la bodega. "Pero ha sido un éxito. Estamos haciendo que les resulte demasiado costoso". La policía estimó el costo de la operación de seguridad en unos 50 millones de dólares. Pero el jefe del sindicato de policías pidió más fondos, diciendo que los agentes se merecían un bono por las largas horas trabajadas bajo condiciones sumamente adversas y un clima frío.
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