La Universidad Nacional de Rosario tiene un presupuesto muy magro, como consecuencia de una continua disminución del mismo en términos relativos, que hizo que en 11 años pasáramos de participar sobre el total del presupuesto universitario nacional del 7,79% al 5,54%. Esta reducción representa hoy más de $ 36.000.000 anuales.
En comparación con otras universidades nacionales de nuestro país, cotejando 1989 con 1999 la nuestra es la que mayor reducción ha sufrido (29%), muy lejos de la UBA (17%), de la UTN (15%) y mucho más alejada de Córdoba y de Cuyo, que incrementaron su participación presupuestaria en un 2%. Complementariamente, en el mismo período la UNR pasó de tener 46.871 alumnos a 69.807 y, mientras en 1989 ofrecía 71 carreras, en la actualidad ofrece 154.
Reducido su presupuesto en un 29%, incrementada la cantidad de alumnos casi en un 50% y aumentada su oferta académica en un 117%, no es extraño que en el año 2000 el presupuesto tenga una carga mayoritaria en sueldos.
¿Qué pasó con el personal?
Pues bien, mientras en 1989 se retribuían 7.857 cargos, la planilla de sueldos del último mes liquidado (febrero 2001) indica el pago de 7.706 cargos. Es decir que se ha reducido casi en un 2% la cantidad de personal transcurridos 11 años, pese a haber aumentado sus alumnos en un 50% y su oferta académica en un 117%. Un dato no menor es que se incorporaron 8.200 m2 de edificación para atender estas demandas.
Debe hoy rendirse un justiciero homenaje a los docentes que con sus magros salarios coadyuvan a mantener una educación pública prestigiosa. Cabe aclarar que el docente de menor categoría que recién se inicia, con la menor dedicación, percibe un salario de bolsillo de $ 93 (no de $ 60) y habitualmente dedica a su función 11 horas semanales. Como consecuencia del régimen de antigüedad, este importe se incrementa; además aumenta si recibe fondos del llamado Programa Nacional de Incentivos a los Docentes Investigadores (que no es el Fonid del colegio secundario). De todas formas, el salario, sea cual fuere, es absolutamente insuficiente.
También se debe rendir justicia a los no docentes, cuyo sueldo inicial de bolsillo es de $ 340 mensuales por 35 horas semanales de labor (no es de $ 422). En ambos casos la retribución es muy baja, bajísima. Y esto nos lleva a preguntarnos si existe burocracia en la universidad y si la misma es "pesada".
En primer lugar corresponde decir que la supuesta "burocracia" se quedaría con el 35% del presupuesto de sueldos, no del presupuesto total.
En segundo término, pareciera que todo lo que no es docencia es burocracia y, en tal sentido, debemos explicar que la labor de apoyo y dirección y gestión ya no se discute como necesaria para el desarrollo de esta actividad o cualquier otra.
Como consecuencia de una visión deformada de la universidad, hay un olvido de las tareas de investigación, de extensión, de cultura, de asistencia al medio, etcétera, al centrarse solamente en la docencia. Gran parte de ese 35% tiene estas finalidades.
Como consecuencia de una decisión tomada en tiempos antidemocráticos la UNR cedió sus dos hospitales escuela a la provincia de Santa Fe, pero se comprometió a seguir manteniendo una parte de los servicios, lo que implica que en este momento hay un gran número de personas con tareas en esos hospitales, que representan para nuestra universidad una erogación anual superior a los $ 3.600.000 que se destinan a la salud pública.
Además, debemos señalar que tanto nuestra Universidad como la UBA y el resto de las universidades nacionales son controladas por la Sigén.
La UNR registra una alta performance en el cumplimiento del manejo de fondos y contrataciones, que hacen que para este organismo no existan "serias irregularidades" en la administración de nuestros recursos, y esto es porque el control efectuado año tras año no arrojó elementos que motivaran a la Sigén a efectuar denuncia alguna.
En el último presupuesto aprobado (año 2000) puede verificarse rápidamente el escaso importe destinado a equipamiento bibliográfico, pero se desconoce que es la primera vez en la historia de la democracia que figura tal partida en el presupuesto, que por cierto ha tenido un fuerte aumento para el corriente año.
Tal vez la velocidad de una primera lectura hace decir que los 15 establecimientos de la UNR tienen para gastos administrativos $ 1.788.263 y el rectorado gasta $ 1.402.984. Es mucho menos lo que gasta el rectorado. Con ese importe, solventa $ 830.565 para gastos comunes de la UNR.
Debo agregar que hay cosas para mejorar (no es la primera vez que lo digo), que hay mucho trabajo por hacer y mucho camino por recorrer, pero apostando a la positiva y no haciendo el juego a las corrientes neoliberales (financieras y del mercado) que pretenden quedarse con la educación pública de nuestro país. Ejemplos recientes sobran.
\(*) Rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR)