Un muchacho de 28 años denunció a efectivos de la subcomisaría 20ª por los apremios ilegales a los que fue sometido junto a su esposa, su suegra y su cuñado en el marco de un operativo en el cual le secuestraron una yegua pony, que la policía adujo que era robada, y los detuvieron por algo más de 11 horas. Las víctimas de la historia que ahora investiga el juzgado de Instrucción nº 1, a cargo de Carina Lurati, son Mauricio Espinosa, de 29 años; su esposa Mónica Sáenz, de 28; la madre de la joven, Beatriz Rodríguez; y un cuñado del muchacho, Cristian Gianotti. Poco después de las 17.30 del miércoles, Beatriz estaba sentada frente a la puerta de su precaria vivienda de Batlle y Ordóñez 1573, donde atiende un quiosco. "Llegó un tipo de civil en un auto de la policía y sin mostrarme ningún papel dijo que venía por orden del comisario a secuestrar la yegua que teníamos en el terreno de atrás porque era robada", recordó la mujer. Junto a ella, Mauricio -que se dedica a cirujear- dijo que el animal lo había comprado "hace unos dos años" y aclaró que tenía un boleto de compra-venta "que el policía que vino dijo que no servía para nada y lo rompió en mil pedazos". Ante la presencia policial, Beatriz llamó a los gritos a Mauricio, que vive en los fondos de su casa. "Cuando salí vi que el policía se había metido en el terreno y trataba de llevarse la yegua mientras mi suegra la agarraba de las riendas para evitarlo", contó Mauricio. Como el muchacho se resistió, el policía le pegó "con la Itaka en la espalda" y le "retorció el brazo" además de tirarlo al piso. Fue tal el griterío que se armó y la cantidad de vecinos que se fueron acercando a la casa de Mauricio para ver que sucedía, que el policía de civil decidió pedir ayuda. "Enseguida llegaron tres autos del Comando. Los agentes bajaron como si fuéramos todos delincuentes, con las armas en la mano, y empezaron a esposarnos a todos y a meternos en los patrulleros", dijo el muchacho, que aún conserva en sus muñecas la profunda marca de las esposas. A su suegra le doblaron un brazo y ayer debió sacarse una radiografía a pedido del forense. En esas circunstancias llegó al lugar la esposa de Mauricio, que volvía de buscar a sus hijos de la escuela. Al preguntar por qué lo detenían a su marido recibió como respuesta una cachetada que le dio un policía y también fue esposada y detenida. Así, Beatriz, Mauricio, Mónica y Cristian fueron conducidos a la subcomisaría 20ª donde los ficharon y les imputaron el robo de la yegua y resistencia a la autoridad. Algunas horas después Beatriz, que ayer aún tenía manchadas sus manos con la tinta que le pusieron para imprimir sus huellas digitales, tuvo que ser atendida por una ambulancia de Ecco debido a un pico de presión y fue liberada. Sus familiares permanecieron en la seccional de San Martín y Batlle y Ordóñez hasta las 4.30 de ayer. Después de superar el susto, Mauricio decidió ir hasta la Jefatura para hacer la denuncia y desde allí lo derivaron a los Tribunales donde se abrió una investigación por abuso de autoridad y vejaciones contra el personal policial que actuó en el procedimiento. "Me revisó un médico y comprobó que tengo golpes en el rostro, en la espalda y además las marcas de las esposas y quemaduras de cigarrillos en los brazos que me hicieron mientras estuve en la seccional. Allí me molieron a golpes", dijo el muchacho mientra mostraba cada una de las marcas que describía.
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