Pablo Díaz de Brito
Desde el golpe militar de 1976, la Argentina se convirtió en un país cuya economía se basa en la especulación financiera y el capital muy concentrado de pocas multinacionales. Desde entonces, y pese a los años de democracia transcurridos, este modelo impuesto por Videla y Martínez de Hoz se ha acentuado. A su vez, la democracia argentina muestra tantos vicios y distorsiones que resulta "esperpéntica", dominada por múltiples mafias. Este es el cuadro que, a propósito del 25º aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976, delineó a su paso por Rosario Carlos Gabetta, director de la edición argentina del prestigioso periódico Le Monde Diplomatique. El periodista hizo este análisis en la plenitud de la crisis politica cerrada pocas horas después con la designación de Domingo Cavallo al frente de Economía. -Ustedes dicen en su último número que el país actual es el forjado por la dictadura, pese a los 25 años transcurridos... -Argentina ha pasado de ser en el siglo XIX y primeras décadas del XX agropecuario exportador a combinar esta base con un desarrollo industrial bastante importante: industria liviana muy desarrollada, industria pesada de cierto desarrollo. Pero desde el golpe del 76 nos convertimos en un país cuyo principal elemento económico es la especulación y un capital muy concentrado en pocas multinacionales. La industria en buena parte ha desaparecido o se han vendido (Terrabusi, YPF, Aerolíneas). Ahora somos un país de economía especulativa, algo cabalmente ejemplificado por la progresión de la deuda externa: en el 76 era de 7.800 millones; hoy llega a 150.000 millones según cifras oficiales. A esta progresión espeluznante hay que sumar los 39.600 millones de las privatizaciones hechas por el menemismo. Vivimos amenazados por golpes de mercado. Por esto decimos en el último número de Le Monde Diplomatique que este es el país forjado por la dictadura. Esta es una democracia muy particular, esperpéntica. -Precisamente un peligro grave de la crítica de la izquierda tradicional es esa continua diferenciación entre democracia formal y democracia real, tan típica del marxismo-leninismo, que llevó a despreciar y destruir a la "democracia burguesa" y cometer tantos crímenes. -Justamente por esto no hay que despreciar a la democracia formal y fortalecerla, para que deje de ser sólo formal y tenga contenido. Y hoy esta no es sólo una crítica de la izquierda. Y los buenos liberales critican este cuadro de cosas también. Esto no es liberalismo auténtico, es un remedo de liberalismo. -Volviendo a la actual crisis, cuando el máximo referente de la centroizquierda, Chacho Alvarez, impulsa a Cavallo como contrafigura desarrollista e industrialista frente al fiscalismo ortodoxo de López Murphy esto dice que el progresismo, la izquierda democrática, no tienen alternativas económicas propias... -Creo que lo que está pasando es positivo -aunque estoy totalmente en contra- porque aclara perfectamente las cosas: este es un proyecto conservador, de derechas. Como ningún sector de derecha puede encarar la crisis por sí mismo -ni la derecha radical, ni la peronista ni la de Cavallo- ocurre que se han unido. Lo llaman frente de unidad nacional, pero es un frente de derechas. Me parece lógico y sincera muchas cosas. Y así la gente que se opone a este proyecto tendrá que decidir de qué lado está: Chacho Alvarez ha impulsado a Cavallo y por lo tanto ha elegido claramente. Habrá que preguntarle a Alfonsín si se quedará en el radicalismo o si sacará al partido de este proyecto; a Storani, si además de renunciar a Interior va a seguir apoyando desde afuera o si organizará la oposición, y lo mismo vale para Lilita Carrió. O sea, la derecha será derecha y gobernará y la izquierda deberá organizarse, si es que tiene ganas, voluntad e inteligencia, porque hoy no existe en Argentina.
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