| | cartas Recuerdos de una enfermera
| Se cumplió un año desde que Cristina no está. Dicen que Dios corta las rosas del jardín cuando son hermosos pimpollos para tenerlos cerca de El. Será por ello que quiso llevarse a Cristina y no dejar que se marchitara en la Tierra. Pero sus compañeras de trabajo, que compartieron mucho tiempo con ella y que saben que fue una enfermera responsable, atenta, afectuosa con sus pacientes y una persona de bien, la extrañan. No es fácil hacerse a la idea de que se haya ido al cielo, porque aún tenía mucho amor para dar en este mundo. Ahora mira a sus compañeras y las cuida como una madraza, como fue siempre y como una excelente enfermera. Su paso por este mundo fue breve, pero a la vez inmenso, ya que dejó una huella que nadie podrá borrar. Así la recuerdan sus compañeras del sector Maternidad del Hospital Roque Sáenz Peña. CI 14.567.427
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