Año CXXXIV
 Nº 49.070
Rosario,
miércoles  28 de
marzo de 2001
Min 11º
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Editorial
Capacidades, espíritu y lucha

El tránsito del hombre por la vida es una constante de lucha. Lucha cuando al desprenderse de la madre debe comenzar a respirar, cuando se desarrolla, cuando inicia su socialización. También lo hace en la etapa de su educación, cuando sale al mundo del trabajo, cuando debe sostener a su familia, cuando las fuerzas decrecen, e incluso cuando llega el inevitable final. Es que no tiene otro destino más en este mundo que el de la lucha, el de la permanente lucha.
Hace poco ocurrió aquí una emocionante y ejemplar demostración de que de ese sino de combate perpetuo nadie está exento y de que, pese a lo que erróneamente pueda imaginarse, el triunfo también es posible aun cuando las fuerzas resulten menores o las capacidades diferentes. Ello porque el espíritu humano es único, capaz de alcanzar la meta más impensada cuando la voluntad y el esfuerzo impulsan a un noble esfuerzo. Esto es algo que quedó patentizado con nitidez al cabo del cuarto maratón Rosario-Arroyo Seco librado por los alumnos del Plan Municipal de Natación para Chicos Especiales. Es decir, niños y adolescentes, varones y mujeres, con capacidades diferentes.
Sergio Di Paolo, Sergio Silva, Miguel Herrera, Leonel Rico, Pamela Báez y Erica Censi fueron los seis nadadores que alcanzaron la meta propuesta. Lo hicieron relevándose cada veinte minutos, en un trayecto cubierto en menos de cinco horas. En tanto, los 16 restantes chicos que también participaron cumplieron diversos tramos, de acuerdo con sus posibilidades.
El desafío no resultó nada fácil. "El río demostró -escribió el cronista en la nota publicada al día siguiente por La Capital - que no discrimina y se presentó picado, y las diversas discapacidades mentales y motrices de los nadadores pasaron a segundo plano, ya que el obstáculo a vencer eran las olas y un viento sur que no pudo arruinar la jornada". Luego de detallar situaciones y recoger testimonios que reflejaron todo lo valioso del esfuerzo de estos jóvenes deportistas, de sus padres, de sus profesores y entrenadores, de las autoridades municipales y de las entidades privadas que tuvieron parte en el hecho, el periodista acabó su trabajo con palabras que lo sintetizan todo: "A esa hora (la de la llegada de los maratonistas), las nubes eran historia. El Paraná no pudo con ellos, el sol con todo su esplendor les dio la bienvenida que merecían. Cómo llamar discapacitados a estos chicos que, con tal de imponerse todos los días a una vida que se les presenta difícil desde la cuna, pueden hacer que salga el sol".
Capacidades -cualesquiera, porque todas valen e importan-, espíritu y lucha. Tales las armas con que varones y mujeres llegan al mundo a combatir por la vida. El asunto reside en que aquellos que los rodean y aman los ayuden a descubrirlas porque, aunque ocultas, siempre están ahí. El resto lo hacen ellos mismos.


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