La idea de que la distribución de fondos nacionales favorece claramente al centralismo porteño en desmedro de las provincias, que mereció una nota el último domingo en La Capital, fue avalada ayer por ocho jefes comunales de distintas localidades del país y por el propio intendente Hermes Binner. En el marco del encuentro de la mesa ejecutiva de la Federación Argentina de Municipios (FAM), Binner se reunió a deliberar y a comer un asado con sus colegas, a quienes además les mostró orgulloso el Cema
El eje del encuentro fue reclamar que la Cámara de Diputados apruebe la normativa que impone a las empresas telefónicas el pago de un canon a los municipios por afectación del espacio público.
Pero luego de la reunión vino el almuerzo telúrico en la Granja de la Infancia (Godoy al 8000). Allí, aprovechando el aire campestre, los mandatarios se liberaron del saco y hablaron contra el centralismo de Capital Federal que, según sostienen, padecen cotidianamente.
Binner y los intendentes de las capitales de La Rioja y Catamarca, junto a los de localidades pequeñas de provincias como Entre Ríos, Mendoza y Buenos Aires, coincidieron en que una forma de luchar contra el centralismo porteño es comenzando por casa, es decir, aplicando políticas de descentralización en sus municipios.
Las voces del interior
Luis María Agost Carreño es intendente de la capital de La Rioja, una ciudad donde viven 350 mil personas. Dice que el imperialismo interno es "sin dudas" una deuda del país, y como muestra ofrece un dato preocupante: "Nuestra provincia recibe de la Nación un presupuesto menor que el que tiene el teatro Colón, una joya de la que goza la mayoría de los porteños y que difícilmente una familia humilde de mi ciudad puede visitar".
General Pintos, una localidad de 12 mil habitantes que queda a 350 kilómetros de Capital Federal, tiene a Luis Bruni como primer mandatario. "A mí me cuesta mucho más que a Aníbal Ibarra (intendente de Capital Federal) ser atendido por una autoridad nacional", ironiza para luego agregar: "Y eso que pertenezco a la Alianza. El reclamo por el federalismo es ancestral, pero sobre esto se debe actuar y dejar de declamar", se queja.
A 400 kilómetros de la capital de su provincia y a 1.200 kilómetros de la General Paz se yergue Malagüe (Mendoza). Celso Jaque no titubea al sostener que las provincias "son un país de segunda con respecto a Capital, y cuanto más lejos se está es peor". Dice que una forma de revertir el problema es a través de la descentralización porque, para él, el federalismo es "una asignatura pendiente de la Argentina".
"No se puede hablar de autonomía sin un mango", dice sin medias tintas el intendente de María Grande, una localidad con 8 mil habitantes de la provincia de Entre Ríos. "El colmo para nuestra población, productora de pollos, es que para comerciar nuestros productos en los súper primero debemos esperar que vayan a Capital. Es una realidad que Dios es argentino pero trabaja en Capital Federal", señala.
Eduardo Brizuela del Moral gobierna en la capital catamarqueña. "Cómo será el centralismo porteño -se queja- que una vez que se dignaron a traer un megaespectáculo a la ciudad debíamos soportar tantos gastos que nos convenía más hacernos cargo de toda la organización".
Binner, como buen anfitrión, fue el último en tomar partido. "En el interior se siente la diferencia con la ciudad de Buenos Aires. Basta comparar los presupuestos: nosotros contamos con 300 millones de pesos y Capital con 3.600 millones. Hay que descentralizar, es la manera moderna de gobernar. Eso sí, nosotros aún conservamos cosas que ellos perdieron, como el contacto con el medio ambiente y la naturaleza".