La astenia es el término médico para el cansancio. El cansancio crónico se ha convertido en uno de los motivos de consulta más frecuentes en las consultas médicas. En la mayor parte de los casos es posible encontrar una causa, sea orgánica o psíquica, para la astenia, pero existe un amplio porcentaje de pacientes en los que no es posible identificar una causa específica. Para este grupo se acuñó el término inglés chronic fatigue syndrome, cuya traducción castellana es síndrome de fatiga crónica o de astenia crónica (SAC). El síndrome de astenia crónica se define por la existencia de cansancio de más de seis meses de evolución y que produce una disminución mayor del 50 por ciento en la capacidad para realizar las labores habituales.
No se conocen las causas de este síndrome. Se ha pretendido implicar en su origen las infecciones virales crónicas, sobre todo las producidas por los virus del grupo herpes (virus de Epstein-Barr y virus herpes humano tipo 6), pero no se ha podido demostrar con certeza esta posibilidad. Otras teorías, tampoco comprobadas, establecen el origen de esta enfermedad en trastornos leves del sistema inmune o alteraciones musculares.
El síntoma cardinal es el cansancio, muy intenso, que no mejora con el descanso, y que produce una gran incapacidad para la vida laboral, social y de relación. Al cansancio sin causa y desmesurado se añaden otros síntomas menores, muy variables de unos enfermos a otros. Es frecuente tener algunas décimas de fiebre, sobre todo por las tardes. También se encuentran entre las quejas más habituales los dolores de cabeza, el dolor de garganta y los dolores musculares o debilidad. Otros síntomas incluyen la aparición de ganglios en el cuello, dificultad de concentración, alteraciones del sueño y otros muchos.
Esta enfermedad afecta fundamentalmente a personas previamente sanas, de entre los 20 y los 50 años de edad, pero se han visto casos en pacientes de edad avanzada, y en la actualidad hay una gran controversia acerca de su posible existencia y la manera de definirla en los niños. Existe un claro predominio de mujeres afectadas.
Diagnóstico
El médico es quien, en la consulta, realiza el diagnóstico a partir de unos datos o criterios clínicos y una vez que ha descartado que existan otras causas para el cansancio del enfermo.
No existen pruebas o análisis específicos que permitan confirmar el diagnóstico, aunque para descartar esas otras enfermedades causantes de cansancio suele ser preciso un amplio estudio de análisis o pruebas complementarias.
Se han ensayado múltiples fármacos en el tratamiento del cansancio crónico, aunque la mayor parte de ellos sin resultados satisfactorios, excepto en casos aislados. De todos ellos, las mejores respuestas se han obtenido con fármacos antidepresivos. Otro gran grupo de medicamentos incluye a los estimulantes de la inmunidad y los antivirales. Los antiinflamatorios no esteroideos y los corticoides son eficaces en ocasiones en el control de los síntomas de la enfermedad, especialmente los dolores musculares y articulares, pero no influyen en la evolución a largo plazo de este síndrome.
Se trata de una enfermedad crónica, de muy larga evolución, aunque con una tendencia ligera a la mejoría espontánea. A pesar de ello, esta patología condiciona un importante grado de incapacidad, y más de la mitad de los pacientes seguirá teniendo dificultades para continuar con su actividad habitual a los cinco años del comienzo de la astenia.