Año CXXXIV
 Nº 49.070
Rosario,
miércoles  28 de
marzo de 2001
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El boom de la silicona también contaminó a los concursos de belleza
Así cualquiera: Miss Brasil se hizo unas veinte cirugías para ser la más hermosa
Juliana Borges, de 22 años, se sometió a una liposucción, se operó la barbilla, nariz y orejas, y aumentó sus senos

Para las aspirantes brasileñas a reina de belleza, ahora está resultando más fácil alcanzar la figura idónea que hace una década. Jovencitas en lugares tan distantes como la calurosa selva amazónica y los pueblos agrícolas del sur, se están colocando silicona por aquí y sacando gordura por allá para ganar las coronas en los reinados de belleza.
Tal es el caso de Juliana Borges, quien se sometió a cuatro cirugías plásticas y 19 intervenciones menores antes de ser coronada Miss Brasil la madrugada de ayer.
"La cirugía plástica me dio confianza en mí misma, mucho más belleza y las medidas perfectas que me dieron el título", dijo la escultural morena ataviada en un vestido verde, quien representó al estado austral de Río Grande do Sul. Y al parecer, al jurado no le importó que tan artificial es su belleza, ya que no dudó en premiarla como la mujer más hermosa de Brasil.

El camino del bisturí
Borges, de 22 años, se sometió a una liposucción y se operó la barbilla, nariz, orejas, y aumentó los senos. Pero no fue la única, ni mucho menos, un tercio de las 27 finalistas del concurso se sometieron a cirugía plástica luego de que se les permitió operarse, usar lentes de contacto de color y teñirse el cabello.
"Es una guerra allá afuera, y todas las herramientas de belleza que puedan usarse son válidas", declaró Boanerges Gaeta, organizadora del concurso Miss Brasil. "Otros países como Venezuela abrieron el camino y Brasil tendrá que usar esas herramientas si quiere competir en Miss Universo", agregó.

Una obsesión
Pero la fascinación brasileña con la cirugía plástica no se restringe a los concursos de belleza. Una nueva obsesión con los senos grandes, inspirada por la supermodelo brasileña Gisele Bundchen, ayudó a convertir a Brasil en la capital de la cirugía plástica en términos per cápita, superando en el 2000 al ex campeón, Estados Unidos.
Todo un logro para un país con una enorme brecha social, donde el salario mínimo es de unos 151 reales (71 dólares) por mes.
Expertos consideran que parte del éxito se debe al hecho de que la cirugía plástica es un símbolo de status. A diferencia de Estados Unidas, las siliconadas brasileñas muestran sus cambios en tapas de revistas, las que cada semana exhiben reinas de carnaval, actrices y modelos con senos aumentados y vientres reducidos.
"La cirugía plástica simboliza modernidad, muestra que se tiene dinero para gastar", opinó el antropólogo estadounidense Alex Edmonds. Incluso ex reinas que debieron someterse a parámetros más rigurosos en su tiempo acogieron los nuevos preceptos de belleza últimamente.
Martha Rocha, quien representó a Brasil en el concurso Miss Universo hace 47 años, se ha sometido a dos cirugías reconocidas. "Si el concurso lo permite, creo que las chicas pueden hacerse cirugías plásticas -dijo Rocha a la prensa local-. Así cualquiera puede participar, sólo tiene que corregir lo que no está bonito".



Juliana Borges se hizo nueva pero a los jurados no les importó.
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