Año CXXXIV
 Nº 49.070
Rosario,
miércoles  28 de
marzo de 2001
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La emigración argentina aumenta al ritmo de la falta de expectativas en el país
Miami se convirtió en meca para los jóvenes que están hartos de la crisis
Llegan como turistas porque no necesitan visa pero se quedan trabajando en negro aunque esté prohibido

La larga crisis que afecta a Argentina ha convertido al país símbolo de la inmigración en una nación que expulsa a sus jóvenes, tal como puede verse en los últimos tiempos en Miami, una de las mecas de los argentinos en el exterior.
Es cada vez más común encontrarse en los restaurantes, bares y discotecas de Miami Beach a argentinos de escasos veinte años que se buscan la vida de la mejor manera posible. El sueño es trabajar en su profesión, pero mientras tanto la mayoría acepta cualquier cosa: ser mozos, lavacopas, porteros o ayudantes de cocina.
"Vine a lo de un tío que vive aquí hace años, y mientras trato de conseguir un trabajo hago lo que salga", explica Juan Manuel, un muchacho de 22 años que dejó sus estudios de abogacía en la Universidad de Buenos Aires convencido de que el país no tiene arreglo, al menos en los próximos años.

Prohibido trabajar
El problema para Juan Manuel y todos los jóvenes en situación parecida a la suya es que conseguir legalizar su situación en Estados Unidos es una empresa plena de dificultades. La exención de visado permite a los argentinos permanecer tres meses en Estados Unidos, pero con prohibición de trabajar.
"Desde un punto de vista estadístico, la afluencia de argentinos sigue siendo la misma. Los agentes del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) no detienen más argentinos que antes, que eran ya muy pocos. Pero sí es cierto que creció muchísimo la cantidad de gente, en especial jóvenes, que llega a Miami a hacer changas aprovechando que no se necesita visa", explicó Guillermo Rodríguez, agregado cultural del consulado argentino en Miami.
"Muchos vienen con la idea de que es el paraíso, pero cuando se encuentran con las limitaciones legales que hay, la mayoría se vuelve", agregó Rodríguez, que ve en los emigrantes de Centroamérica, Ecuador o Colombia gente con mucha más desesperación que el argentino, que llega a Miami convencido de que saldrá adelante.
La anulación hace algunos años del requisito de visado para el ingreso de argentinos a Estados Unidos es un privilegio que los habitantes del país siguen disfrutando junto con los ciudadanos uruguayos, pero que algunos temen que se acabe.
"Hubo muchos rumores a fines del año pasado acerca de que se reimplantaría el visado. Y podría suceder, porque eliminarlo fue una decisión unilateral del gobierno estadounidense, que también puede tomar unilateralmente la decisión contraria. Pero lo cierto es que no pasó nada", destacó el agregado cultural argentino.
La presencia argentina en Miami es creciente en los últimos años, especialmente en el rubro de restaurantes, donde los emigrantes nostálgicos pueden llevarse un chasco. Muchos se presentan con el rótulo de "parrilla argentina", aunque luego sirvan a sus comensales carne estadounidense o de otros países.
El boom de Internet, que convirtió a Miami en "Sillicon beach" a comienzos de 2000, movió también a muchos argentinos a dejar el país para instalarse en uno de los centros latinos de la nueva economía. Pero cuando la "burbuja" del milagro de Internet se pinchó, muchos se quedaron sin trabajo. "Dejé Buenos Aires para irme a trabajar a un portal de información deportiva, pero al año de salir cerró. Por suerte conseguí un lugar en un canal de televisión", cuenta Ivanna, que tuvo la fortuna que a otros les faltó.
Mientras el consulado argentino anuncia la próxima inauguración de la calle Carlos Gardel en pleno centro de Miami, donde a fines de los setenta y principios de los ochenta -en los años de la "plata dulce"- desenfrenados turistas argentinos dejaron cientos de millones de dólares al grito de "deme dos", la prensa local se pregunta qué le pasa a la tercera economía de Latinoamérica.
"¿Por qué está en crisis la Argentina?", tituló esta semana el periodista Andrés Oppenheimer su columna del Nuevo Herald. Oppenheimer atribuye la crisis a la política, "a la falta de liderazgo, por un lado, y de disciplina, por el otro". Su conclusión de que, "comparado con los problemas de otros países" el obstáculo "no es insuperable" es por el momento un consuelo sin demasiado valor para los muchos argentinos que buscan una nueva vida en una ciudad que, como la mayoría, es un "paraíso" con reglas que cumplir.



Miami la meca se asemeja al paraíso para muchos argentinos.
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