La atmósfera en que trabajó el periodismo durante la dictadura puede reflejarse en una anécdota. En el año 1978, el diario La Tribuna salió de la imprenta con una gruesa errata en un titular de contratapa: el entonces gobernador de la provincia era bautizado allí como Jorge Animal (por Aníbal) Desimone. Los lectores no notaron el error porque los gráficos y hasta los periodistas arrancaron la fatídica "m" ejemplar por ejemplar.
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