Año 49.067
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  25 de
marzo de 2001
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Un paseo literario para nada solemne

César Aria

Juan Rulfo (México, 1918-1985). Comenzó a publicar en Pan, revista que dirigían, en Guadalajara, Arriola y Antonio Alatorre. En 1953 apareció "El llano en llamas", quince cuentos de rara perfección, en los que llega a su más alto nivel la ya por entonces declinante narrativa rural mexicana. Son relatos de exquisita sencillez, a los que sólo se les podría objetar cierto paternalismo: sus campesinos son puros y transparentes como los niños, aun cuando cometan (y los cometen siempre) actos atroces. La novela que publicó poco después, "Pedro Páramo" (1958), es una comedia de fantasmas muy hábilmente construida, que enmarca la historia, mucho más convencional que el formato, de un gamonal inescrupuloso, con alguna referencia a la Revolución. En poco más de cien páginas, cumple la triple exigencia de lo literario, lo social y los histórico, con perfecta armonía. Después Rulfo fue funcionario del Instituto Nacional Indigenista, y no volvió a escribir, salvo un guión cinematográfico, "El gallo de oro" (1980).
Marosa Di Giorgio (Uruguay, 1932). Poeta, de obra singular y aislada. Su estilo es muy peculiar, se lo reconoce a la lectura de una línea cualquiera; y no se parece a nadie. Su formato también se ha mantenido inmutable durante cuatro décadas: el pequeño poema en prosa (aunque ella se niega a escribir prosa) o relato poético. Estudió teatro y vivió en su ciudad natal hasta fines de la década de 1970, cuando murió el padre; entonces se trasladó a Montevideo con su madre, con la que vivió hasta la muerte de ésta en 1990. Su primer libro, "Poemas", es de 1954. Aunque publicó regularmente desde entonces, fue sólo en la década de 1990, con la aparición de "Papeles salvajes", que empezó a ganar entusiastas admiradores entre un público amplio, sobre todo juvenil. Colaboraron a esto sus presentaciones públicas, que son sorprendentes experiencia teatrales, y la edición de grabaciones de estos recitales... El mundo poético de Di Giorgio está todo hecho de transformaciones, de sorpresas, de pasajes fluidos entre lo humano y lo animal; oscila entre el cuento de hadas y la alucinación...

(Del "Diccionario de autores latinoamericanos").


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