Osvaldo Aguirre
La investigación del incendio que causó la muerte de trece presos en la comisaría 25ª muestra una curiosa paradoja: mientras hay escasos elementos para acreditar la tentativa de fuga y el incendio intencional -objeto de las actuaciones judiciales- abundan los testimonios e indicios sobre la negligencia del personal policial que actuó en la ocasión. A propósito del intento de fuga, se observó que los presos realizaron un hueco del penal. Este descubrimiento plantea más preguntas de las que responde, ya que los policías de la seccional 25ª dijeron haber realizado un control del penal entre media hora y una hora antes de los hechos sin observar el boquete mientras que los peritos de Gendarmería consignaron que "esta tarea implicaría varias horas de trabajo". Y en el penal no se encontraron sierras o elementos cortantes. Otra oscura circunstancia se plantea en el reconocimiento que hizo el testigo Miguel Angel Mendoza de uno de los presos, Jorge Luis García. Al declarar en sede judicial, Mendoza dijo que "en la seccional había una foto y ahí lo identifiqué" (a García) y luego que "en la policía me mostraron una carpeta con una sola foto y era la persona que a mí me atacó": extraña situación que todavía ha sido despejada. En la reconstrucción del caso, Mendoza ratificó sus declaraciones y, para contribuir a la confusión general, describió errónemanente a García como una persona de contextura robusta y de cabello rubio. Una fuente allegada al caso indicó además que "Mendoza declaró que cuando él pasó frente al penal el incendio todavía no había comenzado, mientras que el oficial Sergio Blanche afirmó que primero se produjo el fuego y después fue a buscar a Mendoza". Con respecto al incendio no hay datos sobre cómo se originó el fuego y quién lo provocó. Sólo uno de los policías, el agente Rubén Darío Martínez, afirmó en una de sus declaraciones que había visto a García y a Daniel Alvarez -fallecido- mientras prendían fuego a los colchones. En cambio, abundan los datos respecto a que hubo una demora anormal en llamar a los bomberos. Los policías de la seccional llamaron primero al Comando Radioeléctrico y la Guardia de Infantería y luego coincidieron en señalar que "los bomberos tardaron un montón" pero la verdadera demora parece haberse registrado para llamarlos. Según se presume, el incendio se inició a las 16. Los Voluntarios de Gálvez ingresaron a la seccional a las 17.03, ocho minutos después de ser advertidos de los hechos. En ese momento ya había tres muertos. El manejo de la evacuación de los presos mostró a los policías en una especie de descontrol. Los reclusos que se salvaron de morir fueron aquellos que desconocieron las órdenes de los efectivos, que los instaban a salir del penal a través del principal foco del incendio. "Los policías decían «que mueran los cacos, no son personas»", relataron los presos, e implicaron a los comisarios Miguel Forte y Hugo Correa. Además, los presos coincidieron en señalar que a medida que salían del penal eran apaleados por los efectivos. Uno de ellos, el oficial Sergio Blanche, a cargo de la comisaría, fue incluso acusado de apalear a uno de los quemados cuando se hallaba agonizante.
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