| | La derecha gala se prepara para la lucha final por la alcaldía de París
| Hanns-Jochen Kaffsack
París. - Toda Francia tiene la mirada fija en la ciudad del Sena, centro político del país. En París hay señales de tormenta para los conservadores, ya que por primera vez desde hace 130 años podrían perder el gobierno de la ciudad, símbolo de la grandeza y del centralismo político francés, a manos de la izquierda. Un año antes de las elecciones presidenciales, un triunfo de la izquierda en París en la decisiva segunda vuelta de las elecciones municipales, que se celebra mañana, dispararía señales de alarma. El presidente actual, el neogaullista Jacques Chirac, que a principios de 2002 buscará renovar su mandato frente al socialista y actual primer ministro Lionel Jospin, se encuentra ante un partido tocado, y la debacle que se avecina es un ataque directo a los neogaullistas. La prensa conservadora parisina habla de "lucha final". En la primera vuelta de los comicios, el pasado domingo, los socialistas, con su sobrio candidato Bertrand Delanoe, y Los Verdes, lograron una ventaja del cuatro por ciento con respecto a una derecha dividida. Desde entonces la lucha encarnizada por el ayuntamiento de París que han mantenido los candidatos de la derecha ha adquirido, según observadores, tintes grotescos. El alcalde saliente, Jean Tiberi, fue expulsado del partido neogaullista Agrupación para la República (RPR) tras verse presuntamente envuelto en diversos escándalos, acusado de corrupción, incluyendo la manipulación de listas. Sin embargo, se resistió a dejar su puesto al débil candidato oficial del partido, Philippe Seguin. Este rechazó una y otra vez formar parte de una lista conjunta con Tiberi. En la derecha existen diferencias difícilmente reconciliables. "Haré lo que sea para que gane mi equipo", señala el alcalde saliente, que continúa así echando sal en la herida de los neogaullistas. Pese a que hizo algunas concesiones, Tiberi se ha negado a retirar sus listas a favor de Seguin en varios distritos importantes. A los confundidos electores conservadores que quieren impedir el desembarco de la izquierda en el ayuntamiento de la orilla derecha del Sena se les presenta una pregunta interesante: "En el caso de que logremos ganar, ¿quién será nuestro alcalde?". ¿Seguin o Tiberi? O tal vez otro candidato, que reconcilie a la derecha dividida en la asamblea municipal, que es la que en última instancia elige al alcalde. El presidente Chirac sabe por lo menos que en la primera vuelta la izquierda no logró los avances que esperaba en el conjunto del país y que Jospin debe contar ahora con un socio de coalición "verde" sorprendentemente fuerte (en París obtuvo el 12,3 por ciento de los votos). Pero si la izquierda gana en París se derrumbará el "sistema Chirac", y con la gran influencia ramificada del actual presidente, que entre 1977 y 1995 fue alcalde de la capital de Francia. Cuando abandonó la alcaldía, buscó como sucesor a Tiberi, que sin embargo no dejó del todo de lado sus negocios. Tampoco Seguin fue un buen candidato neogaullista, primero por su flojo perfil ante los electores y después por su extrema falta de flexibilidad. Sigue la tensión, entre otras cosas porque el complicado sistema electoral francés y la ligera ventaja de la izquierda dejan lugar para las sorpresas. "Todavía no ha comenzado nada", afirma el homosexual declarado de 50 años Delanoe, un hombre del partido muy cercano a Jospin pero sin carisma, en su eslogan recordatorio.
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