Año CXXXIV
 Nº 49.059
Rosario,
sábado  17 de
marzo de 2001
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cartas
Educación pública y privada

Leí con gran preocupación las poco felices declaraciones del ministro Rébola, donde afirma textualmente: "No le quepan dudas de que la escuela pública santafesina, salvo por cuestiones de equipamiento, nada debe envidiarle a la educación privada...". Como hombre del derecho me duele que el ministro siga restableciendo una diferencia operada por decisión popular a través del Congreso Pedagógico Nacional y consagrada por la ley federal de educación. Además, como hombre de la democracia me afecta que un ministro del pueblo santafesino establezca una confrontación entre la educación de gestión oficial y privada, cuando entre ambas acciones educativas existe una seria, cierta, y efectiva complementariedad. Hoy no es tiempo de antagonismos estériles. En tercer lugar, como hombre de paz me conmueve ver que esta confrontación sea una solapada adhesión al monopolio estatal de la educación, realidad ésta totalmente condenada en el mundo del respeto a la diversidad de opciones. Por último como respetuoso de la Constitución nacional me agravia pensar que el ministro desde este concepto pretenda violar su juramento a nuestra Carta Magna desconociendo la igualdad ante la ley. Hubiera celebrado que el funcionario hubiera presentado su compromiso para que, tanto en el ámbito de la educación pública como privada, se superen los problemas y podamos crecer como pueblo, con más y mejor educación para todos.
Héctor Gustavo Dimonaco


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