| | Panorama La aftosa fue la gota que colmó el vaso El campo perdió el status por partida doble. Es el fruto de una suma de desinteligencias
| La sucesión de acontecimientos de los últimos días dejaron un sabor más que amargo en el sector agropecuario. Al hecho, para nada menor, de la rebaja -ahora oficial- del status de Agricultura a mera subsecretaría, se agregó el reconocimiento por parte del gobierno de la reaparición de casos de aftosa en el corazón ganadero, lo que prácticamente saca al país de las exportaciones de carne por un tiempo indeterminado. Y, aunque pueda parecer que ambos hechos son aislados, en realidad tienen mucho que ver ya que, justamente, la declinación paulatina pero constante de la ex Secretaría de Estado desde principios del 99, constituye una de las principales causas del deterioro que también sufrió el Senasa, y ni su naturaleza técnica, altamente específica, alcanzó para neutralizar la debacle que hoy se vive en el organismo. Si alguien piensa que esta es una visión apocalíptica de lo que sucede, basta ver la reiterada negativa a ocupar la cartera de Agricultura por parte de los varios candidatos convocados para ese fin en los últimos días (y de distintos partidos políticos), para que quede absolutamente claro que lo que hasta no hace mucho constituía un orgullo, ahora es casi un lugar de castigo. No hay presupuesto, no hay equipo, se perdió la estructura y, fundamentalmente, el área perdió "nombre" y peso político, tema fundamental a la hora de negociar con otras áreas de gobierno. La realidad muestra entonces, que lo único que sucedió con la rebaja formal de jerarquía fue que se "formalizó" algo que en los hechos ya había ocurrido hace muchos meses atrás, y que se señaló reiteradas veces desde esta misma columna. En este contexto, suponer que el Senasa podía abstraerse de lo que estaba ocurriendo en el resto de la cartera hubiera sido casi milagroso. Por supuesto, la reaparición de focos de aftosa aceleró los tiempos y agudizó la situación. Sin embargo, aunque esta puede haber sido la gota que colmó el vaso, sin duda no constituyó ni la única, ni siquiera la causa principal de todos los males que, en realidad, hay que buscarla entre los últimos 2 o 3 titulares de la vapuleada ex-Secretaría de Agricultura (pero, por supuesto, que en este país, generalmente nadie se hace cargo de lo que hizo..., ni de lo que no hizo). ¿Y ahora que? Esta parece ser la pregunta de la mayoría de los productores agropecuarios cuya principal preocupación hoy, al menos para los ganaderos, es lo que sucederá con su hacienda. ¿Hasta cuándo y qué alcance tendrán las restricciones?. ¿No se puede exportar de ninguna de las zonas del país? ¿Qué ocurre con las ferias y otras concentraciones ganaderas? ¿Qué costo puede llegar a tener para los productores el nuevo programa de contención de la enfermedad que se debe poner en marcha? ¿Qué prevenciones se tomarán con los países vecinos, o es que la reaparición de la enfermedad fue por "generación espontánea"? Estas y muchísimas preguntas más son las que hoy se hacen los hombres del campo acuciados por una serie de problemas, entre los cuales éste es sólo uno más que se agrega a la larga lista. Pero fundamentalmente sienten que el sacrificio y costos de una década se fueron por la cuneta. Volvemos a estar como a fines de los 80 y en este contexto, un área de Agricultura desjerarquizada casi absolutamente no ayuda a mejorar demasiado el ánimo. Después de todo ¿qué lugar ocupa entonces el sector?, es lo que muchos se dicen, aunque todavía en voz baja. Se entiende que ahora la Argentina debe poner en marcha un estricto programa sanitario, negociar fuertemente en los principales mercados internacionales para tratar de recuperar cierta credibilidad -técnica y comercial-, hacer un programa para contener aunque sea parcialmente a los sectores productivos e industriales que en los próximos meses se verán jaqueados por la situación sanitaria, etc., etc. ¿Y quién va a ser el interlocutor? ¿Quién tendrá el peso político dentro del gabinete para "pelear" las prioridades (y partidas) que requerirá todo esto? ¿Un subsecretario?, ¿o será el flamante secretario de la Producción que hasta el momento no sólo no habló del sector agroindustrial, sino que ni siquiera pudo convencer a alguno de sus potenciales candidatos para ocupar la sede de Paseo Colón? Sin duda que lo que está sucediendo es grave. Y es probable que lo que venga sea peor, pero la solución no es técnica. Ni siquiera es económica, aunque ambos elementos tengan mucho peso. La solución de fondo solo vendrá de una rotunda y definitiva definición política. Después de todo, alguien es el responsable del nombramiento de los malos funcionarios o de la adopción de medidas erróneas e, incluso, por la "no" adopción de medidas. ¿O es que no hay cadena de responsabilidad?
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