México. - El subcomandante Marcos y sus 23 comandantes se encontraron finalmente ayer con una multitud de seguidores en el Zócalo -la plaza más grande de la capital mexicana y de América latina- donde volvieron a reclamar por los derechos indígenas. Tras recorrer el último tramo de la caravana que se inició el 25 de febrero en Chiapas, el subcomandante Marcos subió al palco construido de espaldas al Palacio Nacional y enfrentó a una multitud que según medios locales fue de casi 200.000 personas. Durante una breve alocución, Marcos volvió a exigir al Ejecutivo mexicano que se apruebe la ley sobre derechos indígenas y criticó el silencio del gobierno acerca de los reclamos de los 10 millones de indígenas en condiciones de desprotección.
"Nosotros no deberíamos estar aquí. En esta plaza deberían estar las comunidades indígenas que están reclamando por sus derechos" expresó el subcomandante Marcos antes de advertir que los rebeldes se quedarán en la capital mexicana hasta que se apruebe la ley de derechos y cultura indígena, motivo por el cual realizaron la marcha conocida mundialmente como "zapatour". Muchos simpatizantes zapatistas llevaban máscaras y pasamontañas al estilo zapatista y celebraron la llegada de los rebeldes -que salieron por primera vez fuera de sus bastiones en el empobrecido Estado sureño de Chiapas- como si fuera el Día de Independencia de México o el Año Nuevo.
Miles de personas se congregaron en el Zócalo, la plaza mayor de América latina, pero resultaba casi imposible cuantificar la multitud. Una radioemisora local estimó que había 200.000 personas en el centro de la ciudad -la plaza y las calles que la circundan- y otras estimaciones eran de 50.000, sólo en el Zócalo.
Con enormes pancartas y banderas nacionales, miles de simpatizantes saludaron la marcha a su paso por las avenidas de la capital mexicana. Colgaron pancartas de apoyo desde sus ventanas y gritaron: "Marcos, Marcos", al ver pasar de cerca a los rebeldes en el clímax de su recorrido por 12 Estados del país. "Bienvenido EZLN, nunca más un México sin nosotros", rezaba una bandera ante el Palacio Nacional, mientras la multitud agitaba cientos de otras pancartas en la plaza, repleta de gente que vivía emocionada la llegada de los comandantes.
La caravana de más de 100 vehículos de los jefes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) llegó al Zócalo dos semanas después de haber salido de sus bases en la selva de Chiapas. Antes de comenzar la jornada, Marcos acusó al gobierno -en una entrevista transmitida por la cadena Televisa- de no haber dado suficientes señales de querer poner un fin al conflicto. "Estamos dispuestos a transitar de la clandestinidad a la vida pública. Estamos tratando de convencer al gobierno federal de que estamos dispuestos a resolver esto, y hacerlo rápido, pero necesitamos señales", expresó Marcos.
A siete años del levantamiento
Después de poco más de siete años de haberse levantado en armas, ahora los líderes del EZLN están en la mayor ciudad del país, hogar de una quinta parte de la población mexicana. Varios discursos de los rebeldes pusieron fin a la marcha, que en los últimos tres días llegó a los mismos lugares que cruzó el héroe revolucionario Emiliano Zapata hace 87 años, antes de entrar a la capital y ocuparla junto con tropas del caudillo Francisco "Pancho" Villa.
Sin embargo, a diferencia de hace nueve décadas, cuando en medio de la revolución Mexicana (1910-1917) los habitantes de la ciudad esperaban con temor posibles saqueos de las "hordas" revolucionarias, algo que hoy no ocurrió.
El presidente Vicente Fox, del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), reiteró la bienvenida a la marcha y el viernes incluso invitó a Marcos a dialogar en la residencia oficial de Los Pinos. El diálogo de paz está interrumpido desde 1996, después de que el EZLN acusó al gobierno de incumplir una serie de acuerdos sobre los derechos indígenas.
El 2 de diciembre de 2000, un día después de que Fox asumió el poder poniendo fin a 71 años de gobierno ininterrumpido del Partido Revolucionario Institucional, el EZLN anunció su disposición a reanudar las conversaciones si el nuevo gobierno cumplía tres condiciones, las cuales Fox ha cumplido parcialmente.