Todavía resonaban ayer las críticas contra los políticos por parte del arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, quien los había comparado elípticamente con "buitres" que sólo buscan cómo acomodarse en el poder y lamentado que la vocación de servicio en la Argentina "haya pasado a ser egoísmo".
"Basta comprar un diario para ver cómo se van acomodando, todos. La vocación de servicio pasa así a ser egoísmo. Es el aprovechá ahora que estás bien ubicado porque mañana no vas a poder", sentenció el purpurado porteño en la misa de clausura del Encuentro Arquidiocesano de Catequesis, que reunió hasta anteayer a más de 5.000 participantes en el colegio La Salle de Buenos Aires.
A palazo limpio
Tomando como base el lectura bíblica en la que Abraham espanta con un palo a los buitres que querían robarle su ofrenda de fe, el religioso advirtió sobre la presencia de "muchos buitres" en la sociedad moderna, que obligan a defender la filiación a Cristo a "palazo limpio", en obvia referencia metafórica.
Tras bromear con la multitud de catequistas sobre el calor reinante que los obligaba a someterse a "un sauna litúrgico" dentro del templo del colegio porteño, el cardenal Bergoglio se refirió a la "civilización de la coima, esa que también afecta a la fe". "No sólo la coima de los Senadores, sino la coima a tu fe. Cuando coimeas y te dejas coimear por la comodidad. Cuando te dejas coimear y no tenés ganas de rezar y adorar a Dios. Todos somos víctimas de esta propuesta", aseveró.
En otro momento de su alocución, el arzobispo se quejó de los que tienen "el corazón frizado por el egoísmo" y no saben compartir con los que sufren, con los que están excluidos.
La calurosa jornada de los catequistas porteños, que llevó por lema "En Cristo, Iglesia servidora y peregrina", comenzó con una reflexión del director de la Junta Catequística Arquidiocesana, presbítero Alejandro Puiggari, quien cuestionó los efectos negativos de la globalización y también se preguntó si "las estructuras, los curas y los laicos comprometidos no le hacen, a veces, perder la virginidad evangélica a la Iglesia para infectarla con los vicios clericales, las internas eclesiales y las luchas de poder". A modo de oración final, el titular de la Junta pidió a Dios que libre al Buenos Aires cosmopolita del "catequista amargado, el sacerdote resentido, la comunidad autosuficiente y el obispo alejado de la gente".