| | Análisis: ¿Saldrá algún conejo de la galera? López Murphy calmará a los mercados, pero el gobierno necesita un plan social para contener al Frepaso
| Mauricio Maronna
"¿Y qué quieren que haga? Si no es (José Luis) Machinea, viene (Ricardo) López Murphy, que es mucho peor". Con esas palabras, Carlos Chacho Alvarez trató de espantar a las voces frepasistas que se quejaban del pasado hiperinflacionario del otrora referente alfonsinista. El fantasma de la profecía autocumplida volvió a ratificarse: López Murphy se instaló en la jefatura del Palacio de Hacienda y pone en un cono de sombras el futuro de la Alianza. Algo cambió, sin embargo, desde el 10 de diciembre de 1999. La movida ministerial encuentra al Frepaso con la guardia más baja que nunca y el presidente Fernando de la Rúa debió esforzarse al máximo para no romper el frágil equilibrio que se traduce de la relación con la fuerza de centroizquierda. La ronda de consultas en off con cualquier dirigente frepasista de la provincia de Santa Fe (como un caso testigo de lo que sucede a nivel nacional) encuentra el mismo gesto de decepción sobre el futuro de la economía argentina y el target de López Murphy, a quien consideran "un ortodoxo prohijado por los Chicago boys ". No pueden contener la carcajada cuando se los consulta sobre la afirmación de Mariano Grondona en la última edición de la revista Noticias: "López Murphy es de centroizquierda". El enigmático Marcos Makón (dueño de un extraño mix de cavallismo y chachismo) se convirtió en la única esperanza del progresismo oficialista. Makón habría propuesto la unificación de los planes sociales y la puesta en vigencia de un seguro para jefes o jefas de hogar desocupados como una manera de neutralizar la andanada de anuncios sobre recortes en las direcciones estatales. La renuncia de Graciela Fernández Meijide al Ministerio de Desarrollo Social y la nueva crisis de gabinete desnudaron las carencias del Frepaso. La falta de crecimiento cuantitativo y cualitativo le impide poner sobre la mesa de negociación un plan económico alternativo. La raquítica presencia de cuadros políticos parece convertir al Frente en una agencia de empleo oficial para un círculo de dirigentes. ¿No llegó la hora de que la desgastada Fernández Meijide vuelva al llano? La valiente renuncia de Alvarez a la vicepresidencia permitía vislumbrar el nacimiento de un movimiento superador y transversal. Pero el Frepaso nunca pudo contestar la pregunta del millón. Si su líder pegó el portazo por la falta de apoyo presidencial a una mani pullite a la criolla y las demandas de cambio social no son correspondidas por el delarruismo, ¿cuál es el motivo de la permanencia en el oficialismo? ¿Solamente porque permanecer tiene sus privilegios? Una cuestión empieza a desvelar a Chacho: los históricos votantes del Frente empiezan a fugarse hacia otros destinos inmediatos, tal como lo reflejan las encuestas. Elisa Carrió, en la Capital Federal, y el cura Luis Farinello, en la provincia de Buenos Aires, se transformaron en las vedettes de los últimos sondeos, al tiempo que el ex vicepresidente observa por primera vez como cae su imagen. En el gobierno, a su vez, ven con preocupación la cercanía de las elecciones legislativas de octubre: la aparición de López Murphy calma la voracidad de los mercados y hace descender el riesgo país, pero no alcanza para cambiar el malhumor de la sociedad. A menos que el enigmático paquete que permanece cerrado bajo siete llaves esconda un instrumento que les devuelva la confianza a los argentinos, como sucedió con Alfonsín y Menem. En el 85 fue el Plan Austral, en el 91 la Convertibilidad. ¿Y ahora qué?
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