El ingreso del equipo de Ricardo López Murphy al gobierno cierra una etapa de la Alianza donde del equipo que la lanzó al ruedo político sólo queda Fernando de la Rúa en funciones gubernamentales con decisión. Y acaso la crisis por la que atraviesa ahora la coalición sea de tanta profundidad como la que la sacudió con la renuncia a la vicepresidencia de Carlos Chacho Alvarez.
El ministro de Economía es un radical de vieja estirpe, con no escasa experiencia política, que posiblemente ponga frenos a algunos de sus colaboradores apegados a las doctrinas más liberales y con años de experiencia analítica sobre las soluciones que creen sacarían al país del estancamiento. Esto último viene siendo el motor de las sucesivas crisis de confianza a la conducción de la Alianza en el campo de la economía, que perdió hace tiempo su base social y está debilitado el sustento político. Claro: tiene el respaldo del establishment financiero interno y externo pero con sus propias metas políticas.
Como en otras crisis de confianza por la que atravesó en 14 meses José Luis Machinea, de la Rúa no extrae conclusiones. A días de la salida del ex ministro, el presidente pintó al Parlamento un futuro promisorio: en pocas horas se derrumbó. La desconfianza que generó los pronósticos fallidos de que ordenadas las cuentas fiscales, acotado el déficit, junto a medidas para dar aliento a los mercados, se restablecería el círculo virtuoso cortado desde 1996/97, retornarían los capitales y las ansias de invertir y de gastar los que tienen, poniendo nuevamente en funcionamiento la economía.
Repican aún las palabras del ex ministro, repetidas por el presidente, el jefe de gabinete y casi todos los ministros, sobre las bondades del contexto mundial que vendrían a acompañar al "blindaje" tomado como una virtud, cuando fue una tabla de salvación de los prestamistas ante las posibilidades de un default y su repercusión ecuménica, ciegos ante la realidad de que el sendero emprendido y su contexto internacional no revirtieron el estancamiento.
La renuncia de Machinea fue pésimamente manejada por el gobierno, pese a que un sector la indujo y el presidente apareció detrás de los acontecimientos y con dudas sobre quién sería el reemplazante, con juegos en la trastienda del poder para aprovechar la circunstancia y acelerar una modificación de la actual base de sustentación política. Hubo propuestas para empujar al Frepaso al llano y dejar de lado al sector del radicalismo bautizado como progresistas, con Federico Storani a la cabeza. Ambos serían molestos, no para poder aplicar un ajuste de envergadura, aunque no sea el recetario clásico de la rebaja salarial o nuevos impuestos, sino para futuros proyectos políticos. Viene una profunda modificación del Estado y recortes de gastos aprobados de fondos destinados a las universidades donde se estudian alternativas para su financiamiento. Se introduciría una modalidad de arancelamiento pagado por estudiantes de familias con ciertos ingresos o por los profesionales.
Una mirada hacia la derecha
La incógnita será develada en pocas horas e interesa tanto lo que será un ajuste aunque se llame de otro modo, como que medidas de aliento se aprobarán para dar vuelta la página de la recesión y hasta donde llegarán las concesiones a las ideas del grupo que proviene del riñón de la ultra liberal Fundación de Investigaciones Latinoamericanas (FIEL), como el flamante secretario de Hacienda Daniel Artana o el secretario de Reforma Administrativa, Manuel Solanet, que tienen escritos trabajos sobre racionalización del Estado y las provincias de extrema dureza. Más: quieren ir hacia el ALCA abandonando el Mercosur, lo que debió ser frenado como plan oficial por el canciller.
Este desplazamiento hacia la derecha no es inopinado, estuvo inspirado desde el vamos por el influyente de Palacio, el ex secretario de la Side, Fernando de Santibáñez, que tiene ahora su expresión menos grosera en el jefe de Gabinete y un círculo de influyentes de la casa de gobierno, donde tiene peso la titular de Trabajo, Patricia Bullrich y para los amigos de Storani que dibujan la existencia de este polo de poder en las trastiendas, estaría además el jefe de los espías Carlos Becerra, que intentó colocar en economía a Crhystian Colombo.
El presidente se decidió por quien siempre quiso como ministro y atraer a Domingo Cavallo, aunque sólo con su silencio. Pero comprende que sin el Frepaso no podrá gobernar, ya que no hay condiciones aún para una nueva coalición. El respaldo a López Murphy por parte del menemismo es elocuente y fue pedido por el presidente. Pero no sirve para apoyos parlamentarios peronistas donde las novedades son interpretadas como un interregno, una transición hacia Cavallo como jefe de gabinete. No le otorgan a López Murphy muchas posibilidades de éxito.
De todas maneras el progresismo radical digiere el ingreso del correligionario, confiando en que su experiencia no lo incite a lanzarse a objetivos que no tengan suficiente correlato político. La ausencia de Raúl Alfonsín de la ceremonia del juramento del ministro, y sobre todo el discurso cuidadosamente escrito dicho en el acto de proclamación de su candidatura a senador nacional pegándole a los los "fundamentalistas del mercado", ha sido un dardo tanto al equipo de Fiel como al papá de la convertibilidad. "Quiso dejar sentado que es posible otro camino", interpretó uno de los suyos. Es una contradicción objetiva como la que tiene el Frepaso con el nuevo equipo pero también piensan que López Murphy combinará lo necesario con lo agradable, sin perder en cuenta que este es un año electoral y que para no convertir el tiempo que resta de gobierno en una repetición a los meses finales de Alfonsín. Una derrota fuerte en octubre, puede hacer insostenible los otros dos años.
No hay opciones para el Frepaso
En el Frepaso elucubraron tres escenarios: Uno, resolver si tenía sentido práctico la permanencia. Es decir, para poder modificar e incidir en los acontecimientos. Chacho y sus más íntimos colaboradores creen que sí, al menos hasta las elecciones. A partir de esta convicción operaron para sacar a Graciela Fernández Meijide del Ministerio de Solidaridad Social, convencidos que Marcos Makón es un experto capaz de transformar esa cartera en la Agencia Social que el ex vicepresidente pergeñó en sus días de ostracismo, después que dejó la vicepresidencia y convertirla en ejemplo de gestión. Tendrá una rival en la ministra de Trabajo, que tiene su modelo de Agencia. Hace tiempo Alvarez perdió confianza en la mujer que alguna vez fue un huracán político, sobre todo desde que él se fue del gobierno. No se convirtió en la voz frentista dentro del gabinete, capaz de ser un canal confiable con el presidente. Graciela no creía en su destino. El domingo que López Murphy aceptó ser ministro ella encaró al presidente: "¿Vos querés que renuncie?, preguntó y escuchó un no. "¿Chacho te pidió que me vaya? Otro no presidencial. Pero su jefe la puso como pieza de cambio y para colocar a Ricardo Mitre en la secretaria general, su voz diaria con de la Rúa. La negativa inicial del presidente que pidió a Darío Alessandro para ese puesto fue superada merced a Storani que entendió que una negativa, colocaba a la coalición en las vías de la ruptura. Chacho se comprometió conseguir el respaldo a la reforma previsional, pero diputados como los socialistas populares y no menos de una docena del Frente Grande no irán por el camino pedido. Los senadores peronistas no apurarán el trámite pero, sufragarán por la derogación de la reforma. Si Chacho no domina su gente, en la Cámara baja el peronismo podría conseguir enterrarla, debilitando al jefe del Frepaso en su estrategia.
Algunos legisladores frentistas barajaban la posibilidad dos: salir del gobierno y mantener la coalición en el Parlamento y comunas, idea que flotará por un tiempo para mejorar posiciones en las inevitables discusiones sobre listas electorales. La opción tres, romper la coalición, está descartada. "En todo caso, no antes de las elecciones; seria tomada como medida oportunista y no nos salvaría del castigo por acompañar medidas impopulares", piensan.
Makón cree que es capaz de llevar a buen término un plan que pergeñó Graciela para terminar con la indigencia. ¿Por qué no lo pudo hacer la mujer? ¿Careció de creatividad, como le endilgan sus propios compañeros partidarios? Si es así, no parece lógico que ocupe un cargo secundario, aunque importante, sólo porque Chacho opta por seguir ocupando espacios. Otra línea prefería preservarla pero aceptó disciplinadamente, susurran sus colaboradores. A Colombo no le gusta la compañía y se lo hizo sentir en el primer encuentro que mantuvieron el viernes.
Sea como fuera, radicales y frentistas han hechos grandes gestos de voluntarismo para sacar a la coalición de la encrucijada: de la Rúa como Chacho, no han tenido ahora otra alternativa. Si la crisis económica no se revierte, si antes, algunas medidas del nuevo equipo económico se hacen intolerables para frentistas y no pocos radicales, la coalición entrará en colapso.
Días de recuerdos y convulsiones
En dos semanas los argentinos recordarán lo que significó el golpe de estado de 1976. El presidente no decidió si hablará o no al país. Si lo hará mañana iniciando el año militar, el nuevo ministro de Defensa, Horacio Jaunarena que hará una mirada crítica de aquellos años, a la intervención castrense, pero en la línea de su antecesor, intentará poner énfasis en el futuro, sin abordar directamente, el fallo del juez Gabriel Cavallo declarando inconstitucional las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. La resolución judicial podría afectar a no más de media docena de Jefes en actividad, y no inmediatamente y los temores de las primeras horas por el manejo que podían hacer los afectados sobre la oficialidad más joven, ajena a esos años terribles, se han ido amortiguando. La crisis económica y política silencia criticas militares.
Las recordaciones oficiales sobre el cuarto de siglo del golpe serán módicas. Distinta será la actitud de los legisladores que en todo el país harán reuniones especiales para fustigar lo ocurrido y, en no pocos sitios legislativos, respaldar la decisión judicial y las que poblarán las calles.
Nadie está distraído y menos aún los sindicatos que esperan novedades duras y se preparan para enfrentarlas. El gobierno necesitará de gran imaginación para frenar una nueva y movida huelga general en la primera quincena de abril, porque se une la propia situación local con el encuentro preparatorio de la reunión de Québec hacia el Alca que tendrá lugar en la capital argentina. Pueden ser jornadas parecidas a las de Seattle o Praga. Y están aguardando novedades los estudiantes: incluso los radicales están enojados. La tranquilidad no es un bien a mano del gobierno.