Javier Parenti
El conformismo fue un mal que Newell's pagó muy caro. Tenía el triunfo en el bolsillo, pero increíblemente lo dejó escapar y perdió una gran chance de mezclarse en la pelea de arriba. Ni el más optimista hincha tatengue soñó con los tres puntos ni el más pesimista leproso pensó que se les podían escapar. Cuando sorpresivamente Newell's se puso en ventaja y enseguida la estiró a dos goles, la victoria pareció ir por un camino seguro. Sin embargo, el último minuto de los tres que adicionó Sequeira en la primera mitad le jugó una mala pasada y la distancia se acortó a un 2 a 1 que abriría las puertas a la incógnita para el complemento, y acercaba el resultado a la categoría de merecimiento, algo que el fútbol poco conoce. En los primeros 10' todo pasó por un estudio de rival, el acomodamiento en el campo y una jugada de peligro para cada uno. Y mientras el reloj corría hacia los 20', los tatengues empezaron a marcar la diferencia. Matías Donnet se le escapaba a Ponzio, Newell's tambaleaba en el medio y Unión apretaba con un tiro libre de Castillo, que Cejas sacó en forma brillante. Pero la diferencia se marcó en la red y fue Newell's el que festejó. Del tiro libre de Almirón llegó un rebote que Fernando Crosa aprovechó, solo en el medio de área, y con un zurdazo de aire desató la locura del millar de hinchas rojinegros. Y nada mejor para afirmar la alegría que hacerla con otro grito. Quintana habilitó a Saldaña por derecha, el volante la cruzó para la entrada franca de Rodríguez y la Fiera no perdonó. Entonces sí, los rojinegros dominaron el juego pero Unión, que se desesperó, igual no merecía perder por tanto, y el final de la etapa le dio la razón cuando cristalizó en la red un tiro libre indirecto de Matías Donnet ante una barrera que se abrió. Como era de esperar, en el complemento los tatengues salieron con todo ante un Newell's que se replegó demasiado y apostó sus fichas al contraataque. El juego de los rojinegros del principio quedó en el olvido. Newell's armó una línea de cinco defensores y Saldaña quedó aislado. Unión entonces le ganó el dominio. Así, los tatengues acumularon méritos mediante el juego asociado de Castillo, Matías Donnet y los delanteros, que empezaron a inquietar en cada llegada. Entonces el triunfo leproso empezó a peligrar. Sin embargo Newell's salió del ahogo cuando se encendió Saldaña y pudo asegurar el resultado en tres jugadas seguidas. Un tiro libre de Almirón que despintó el travesaño, otra entrada del Negro que frenó Castellano y una de Rodríguez que la picó y se fue afuera. Lo perdió en el arco de enfrente y lo sufrió en el propio. Unión empató mediante un penal dudoso de Damiani a Tilger, que Castillo definió con maestría, y lo ganó con un pelotazo medido de Israeledich a la cabeza de Tilger, con el que desató la locura tatengue y dejó a Newell's sin nada. Por conformista.
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